Opinió

No nos gusta, señorías, no nos gusta

Señorías, no nos gusta que los resultados de unas elecciones generales no sean fruto de sus programas sino de las ganas de venganza de buena parte del electorado por su corrupción masiva.

No nos gusta que la incompatibilidad y hostilidad de dos personajes tengan al país en vilo durante tantos meses, sin que ninguno de ellos sienta vergüenza.

No nos gusta que, vista su incompetencia en la primera función que les encomiendan los ciudadanos, cobren sin ejercer, durante varios meses, cuando lo que correspondería es que indemnizasen al país por los problemas provocados y el tiempo perdido por ustedes y por todo el país olvidando los problemas reales y mareándonos con sus incomprensibles intentos de justificación.

No nos gusta que hasta el Banco de España tenga que hacerles la advertencia de que la larga incertidumbre en que ustedes nos han sumergido está perjudicando gravemente la tenue recuperación de nuestra economía.

No nos gusta que, nada más repartirse esa especie de botín que suponen los gastos de una campaña electoral, tengan el valor de ir a por el “más de lo mismo” tanto en los gastos como en las hostiles actitudes.

No nos gusta, señorías, su escasa capacidad de previsión.

No nos gusta la interminable ristra de conceptos y cifras por las que ustedes se reparten lo mejor del presupuesto nacional, mientras han ido apretando “las clavijas”, tanto en impuestos como en recorte de servicios, al pueblo soberano. Tengan algún gesto, ¡por favor!

No nos gusta que, además de lo antedicho, en cada cambio de gobierno nacional, autonómico o local se incremente de tal forma el número de funcionarios, asesores y especialistas sólo en el peloteo y en el partidismo, además designados a dedo y con condiciones muy privilegiadas.

No nos gusta que, visto lo visto, no hagan mención alguna a plantearse la forma de lograr la independencia de poderes, de los medios de comunicación, la reforma de la ley electoral, la revisión de la Constitución…

No nos gustan los silencios, las no molestias y hasta los chantajes públicos que algunos imputados han hecho, dándose después la casualidad de estar dormidos sus procesos durante años.

No nos gusta, señorías, que se olviden tan pronto de sus promesas en campaña, una vez ocupan su poltrona, máxime cuando saben que algunas de las que hacen ya no las aceptará Bruselas y su Banco Central Europeo, quien al final nos financia o deja de hacerlo, según su criterio y no el de ustedes.

No nos gustan sus demagógicos argumentos permanentes, mientras permanecen en el olvido los peores problemas reales del país.

No nos gusta que la mayoría de ustedes no tengan la menor idea de lo que es y cómo funciona el país, fundamentalmente porque parecen nacidos para la política y son nombrados y ascendidos por sus actitudes partidistas y no por su valía. Bastaría pasar lista de los que se han ido voluntariamente de su entorno para convencerse de que los más válidos no soportan sus formas, su ambiente, su partidismo…

No nos gusta, señorías, que, siendo conscientes de todo ello, nos hagan ver y creer que no se enteran.

No nos gustan, señorías, no nos gustan.

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