DIFÍCILMENTE se oirá mucho en España aquella frase tantas veces repetida en otros tiempos: "Algo huele a podrido en Dinamarca".
Y es que, aquí y cada vez más, huele que apesta prácticamente por todas partes, a pesar de que a la mayoría de casos más rancios y escandalosos parece que se les van aplicando buenas dosis de "sordina".
Pero eso no quita para que, día tras día, el lamentable espectáculo nacional escandalice de nuevo al ciudadano normal. Cuando con casos peculiares, cuando multitudinarios, cada día aparecen, como hongos después de las lluvias pasadas, nuevos y novedosos casos.
En pocos días han saltado temas que tanto por sus peculiaridades como por la diferencia de trato aplicado a los presuntos corruptos han conseguido no dejar impasible a casi nadie.
Las listas de Panamá han dejado perplejo al personal, tanto por la cantidad como por la variedad de personajes, procedencias y profesiones; si bien está por ver quiénes de ellos han cometido delito y cifras manejadas por cada cuál. Estas listas nos demuestran que éste es un fenómeno internacional y que afecta especialmente a la clase política, pero también a artistas, futbolistas y no pocos empresarios y gestores de empresas, lo cual, además de la evasión fiscal, muchos casos se verán agravados con el delito de apropiación indebida.
En los últimos días, ha tenido especial resonancia el caso Conde, al propio tiempo que llama la atención la diligencia de las actuaciones tanto con él como con su familia y otros involucrados en el trasiego. Ha habido otros casos de no políticos, en los que también se ha actuado con la máxima diligencia, a diferencia de lo que viene sucediendo con los añejos casos de corrupción política que, pese a sus escandalosas magnitudes, prácticamente nadie pasó una noche en la sombra, en muchos casos ni se les ha tomado declaración y no pocos han usado el ataque previo como defensa. Cosa que, resultando efectiva, desprende aún un tufo más pestilente.
Pero lo que realmente ha dejado estupefacto al personal han sido las detenciones de los responsables de instituciones que nacieron para luchar contra las malas prácticas y llevan años haciéndonos creer que cumplían su cometido: Manos Limpias y Ausbanc han logrado convencer al país de que ya casi no queda nada por contagiar.
Quizás nos ha sucedido lo mismo que a las cajas de manzanas; si se pudre una y se deja en contacto con las demás, con el tiempo, terminan todas en una enorme y compacta masa de porquería.
La diligencia que se quiere demostrar en los casos últimos, teniendo en cuenta que estamos de nuevo en precampaña, dejando que se pudran en los archivos los más graves y antiguos, lejos de tranquilizarnos puede acabar por ser síntoma de que se ha decidido ir aplicando, además de la "sordina" mencionada, que el tiempo lleve muchos temas hasta el olvido o la prescripción…
Quizás ha sucedido como las cajas de manzanas: si se pudre una y se deja en contacto con las demás, todas se pudren