A veces, la gestión pública te depara sorpresas difíciles de entender para el lego. El paso del tiempo modifica prioridades y cambia las urgencias. Durante años, muchos años, los ayuntamientos de la comarca han mostrado su preocupación por el cierre del vertedero de Coll Cardús. El histórico recinto agotaba su capacidad y se debía buscar un espacio sustituto.
Ya Manuel Royes y el malogrado Antoni Farrés, alcalde de Sabadell en aquel momento, a finales de los ochenta y en la década de los noventa, plantearon la necesidad de buscar una alternativa a Coll Cardús de forma inmediata porque ya entonces el cierre de éste era inminente. Han pasado más de veinte años y ni Coll Cardús se ha cerrado ni mucho menos se ha buscado una alternativa, pero lo que resulta sorprendente es que ahora no hay prisa por encontrarla, ya no es una prioridad porque la oferta global de vertederos en Catalunya es suficiente.
Incluso no es un problema el traslado de los residuos.En aquella época era un problema enviar la basura al Bages, unos kilómetros más allá de Coll Cardús, ahora Girona envía sus desechos al Baix Ebre y lo ponemos como ejemplo de gestión. Cuando se hace así es porque será lo mejor para el ayuntamiento que así lo decide; no se puede poner en duda el criterio, simplemente se trata de poner de manifiesto cómo cambian los referentes en unos años.
Otra cosa es el asunto del vertedero de Coll Cardús, el vertedero interminable. Cuando la sabiduría popular habla de un pozo sin fondo debe referirse a algo parecido. Ni se sabe la de años que llevamos escuchando que a Coll Cardús le quedan unos meses de actividad, pero la basura se sigue compactando y nunca se llega a la cota de cierre. Esta misma semana se ha dicho que lo mismo se cierra en junio que le pueden quedar uno o tres años de vida. La cuestión está en que no sabemos si es bueno o es malo que se cierre, que no sabemos si es bueno o es malo que se mantenga la actividad, que no sabemos si Vacarisses quiere realmente que se cierre. En definitiva, que no sabemos lo que nos conviene más y lo que nos conviene menos y si el modelo de gestión que tenemos es sostenible no sólo mediambientalmente, sino como concepto, ni si realmente hay alternativas.
De hecho, tampoco sabemos por qué nosotros llevamos tantos años malgestionando la selección de residuos en nuestros hogares y el Bages, la comarca de al lado, ni siquiera la ha implantado todavía.