Opinió

Ebullición

Este último fin de semana ha sido especialmente intenso en las calles terrassenses. El festival de jazz ha alcanzado su culmen con un picnic-jazz histórico que ha alcanzado una cifras de asistencia extraordinarias, con la ayuda del buen tiempo y de una oferta atractiva. Por otra parte, Terrassa ha acogido una peculiar cita durante el sábado noche, un juego de rol multitudinario con los zombies como elemento de conexión entre casi cuatro mil participantes.

En lo que al jazz respecta, se trata de una propuesta absolutamente arraigada a las puertas de la primavera terrassense. No sólo ha conseguido, pese a las dificultades de esos 35 años de organización del festival, mantener altísimos grados de notoriedad, sino que ha conseguido universalizar el jazz en la ciudad, atraer desde dentro y desde fuera de la ciudad a una masa de público insospechada para los que consideran esta música como elitista e inasequible. Sólo hay que ver el grado de seguimiento que los conciertos que se desarrollan en la calle están teniendo en los diversos escenarios, convirtiendo al oferta no sólo en acontecimientos artísticos, sino también sociales. En ese sentido, el picnic-jazz es con toda seguridad el acto unitario más multitudinario de cuantos se desarrollan en la ciudad a lo largo del año, sólo comparable, seguramente, con el tradicional castell de focs de Festa Major.

La experiencia, por otra parte, de la noche de zombies que tuvo lugar el sábado, ha sido también curiosa. Los no avezados en esta género que ha invadido en pocos años la televisión, los videojuegos y los cómics pueden no acabar de entender qué pasaba en la ciudad el pasado fin de semana. La cifras nos sirven para acercarnos a la magnitud de la convocatoria. Más de 3.800 personas vinieron a Terrassa a divertirse participando en un gigantesco juego de rol entre “zombies” y “humanos”. De ellos 1.500 eran catalanes y el resto venían, sorprendentemente de otros lugares del Estado español, que conocían o habían tenido referencias de la propuesta y no dudaron en desplazarse para vivir en primera persona esta peculiar noche de zombies. Más de 200 personas participaron en la organización del evento y la diversión y el buen humor tomaron la calle durante toda la noche. Se podrá pensar lo que se quiera de este tipo de iniciativas, que mucha gente tildará de “fricada”, pero de lo que no cabe duda es de que cada uno se divierte de la manera que mejor considera y además, tiene derecho a ello.

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