Opinió

La cara oscura 

Si Sarai Gascón era este fin de semana la cara amable del deporte terrassense del fin de semana, la peor noticia continúa siendo el Terrassa FC. La entidad sigue sumida en un período de degradación imparable, consumida en la faceta deportiva por una crisis de escasos precedentes y abierta en canal en la faceta social por la indefinición de un proyecto que despertó grandes expectativas y que está constituyendo una decepción rotunda. Jordi Cuesta llegó al Terrassa con la sencilla tarea de superar una etapa anterior repleta de episodios cuestionables. Pero acumula errores de gran calado, fundamentalmente en la faceta deportiva.

El presidente ha invertido una notable cantidad económica para tapar el agujero existente hasta su llegada, garantizando la continuidad del club. Ese es su meor aval. Pero la realidad deportiva arruina su balance, con el primer equipo deambulando sin dirección, cada día más cerca del descenso a Primera Catalana. El consejo de administración decidió en su momento echar a un entrenador que tenía a la plantilla de su lado; renovó el vestuario de forma drástica a cuatro puntos del "play off" de ascenso; y puso en manos del técnico del filial, a quien también ha acabado destituyendo, la dirección del primer equipo. El club, sin proyecto de presente ni de futuro y con la improvisación como principal herramienta de trabajo, se encomienda ahora a Toni Rodríguez, un prometedor técnico con una hoja de servicios impecable, con el fin de evitar el desastre que significaría un descenso de categoría. En todo caso, el problema es más estructural que de nombres y demostrativo de la necesidad de implantar cuanto antes un modelo que se sostenga por encima de las impulsivas decisiones que han conducido a la realidad actual.

Cansancio

La investidura del nuevo presidente del Gobierno de España ha entrado en una nueva fase y no parece que vaya a ser más edificanate que la primera. Ahora deben ponerse de acuerdo quién se reúne con quién, dónde y con qué compañía. La situación se está enquistando y está generando una sensación de cansancio que puede repercutir sobre los índices de participación en caso de que se tengan que convocar unas nuevas elecciones. Si el posicionamiento de los diferentes partidos con capacidad de incidir es por convicción, malo y si es por estrategia, mucho peor.

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