Opinió

La industrialización de Catalunya

Muchas veces, se dice que la ignorancia es muy audaz, y resulta insufrible entrar a discutir con alguien que basa su discurso en una batería de tópicos y prejuicios a los que ha llegado por una propaganda más que por la confrontación inteligente de las ideas. Quiero, con estas líneas, esclarecer un tópico que es, ni más ni menos, el de la excelencia de Catalunya frente a otras regiones, que por su cutrería deben pertenecer a un Estado diferente, a una España de segunda, frente a la grandeza catalana. Hagamos un poco de historia, porque la memoria es corta y tendemos a considerar que el pasado fue como es ahora el presente.

Vamos a comparar como eran Catalunya y Galicia en 1787. Veinte años antes de la guerra con Napoleón Galicia tenía 1,3 millones de habitantes; en tanto que Catalunya sólo tenía 802.000. Hoy sobrepasamos a los gallegos en 4,8 millones de pobladores.

Galicia en dos siglos había duplicado su población por: una agricultura floreciente con la implantación del maíz, una primaria industria popular que era la del lino, más los recursos de los salazones de pescado, la minería, las exportaciones ganaderas y el comercio de sus puertos… Súbitamente todo este edificio se vino abajo en el siglo XIX, y hasta 1970 Galicia perdió 1,5 millones de personas que emigraron a Argentina y en el siglo XX, al resto de España. Galicia se hundió por decisiones políticas externas: la apuesta por la industria mediterránea del algodón, protegida por varios aranceles por el Gobierno de España, arruina la mayor empresa de Galicia, la del lino. Ese declive gallego coincide con el espectacular ascenso de Catalunya. En su "Diario de un turista", de 1839, Stendhal, el maestro francés de la novela realista, recoge con la perspicacia de su genio las impresiones de su viaje de Perpiñán a Barcelona. "Los catalanes quieren leyes justas -anota-, a excepción de la ley de aduana, que debe ser hecha a su medida. Quieren que cada español que necesite algodón pague cuatro francos la vara, por el hecho de que Catalunya está en el mundo. El español de Granada o de Málaga o de la Coruña no puede comprar paños de algodón ingleses, que son excelentes, y que cuestan un franco la vara". El arancel implantado por el gobierno español en orden a la perpetua queja catalana ha convertido al resto de España en un mercado cautivo del textil catalán, cuando es notorio que es más caro y peor que el inglés (¡y así llevamos casi dos siglos!). Un premio colosal porque el algodón era con mucha diferencia la primera industria. A partir de esta discriminación positiva inicial, esta descompensación del arancel reescribe toda la historia económica de España.

Después Catalunya sigue acumulando más y más espaldarazos del Estado. La primera línea férrea de España es la de Barcelona-Mataró de 1848 (la primera de Galicia, en 1885). La primera empresa eléctrica se creó en Barcelona en 1881 y se llamaba Sociedad Española de Electricidad. Girona fue la primera ciudad de España con alumbrado eléctrico en 1886. La teoría del agravio a Catalunya no se sostiene. Precisamente con la llegada de los odiados borbones, Catalu-nya recibe de Carlos III autorización para participar en los negocios de la colonización de América (a partir de 1714). Pero España todavía aporta algo más a Catalunya: mano de obra barata para atender a la industria -recordemos sólo las grandes obras del metro y los ferrocarriles (túnel del Tibidabo a pico y pala por los murcianos) y la Exposición Universal de Monjuïc (1927). En 1943 Franco establece por decreto que sólo Barcelona y Valencia podrán realizar ferias de muestras internacionales; este monopolio dura hasta 1979, cuando en Madrid se crea la hoy triunfal Ifema. Catalanas son las primeras autopistas (1970), Galicia en 2001 y Asturias hace un par de meses. Seat en los 60 con al menos de 50 a 70 mil puestos de trabajo directos e inducidos; los Juegos Olímpicos de Samaranch (un franquista). En 1994 Felipe González vendió Enagás y dio este monopolio de la red de gas de España a la gasera Catalana por un 58% de su valor en el mercado… Otra vez contaremos más…

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