Opinió

Solidaridad

A veces reaccionamos en exceso a golpe de titular sin que se sepa muy bien cuál es o cuál puede ser el papel de la sociedad civil y de las administraciones. En lo que a la crisis de los refugiados sirios se refiere, todavía está por decidir cuál debe ser el papel de Europa y sus países miembros, cómo se debe reaccionar aquí y en siria cuando estamos asistiendo a la mayor crisis humanitaria a la que se enfrenta Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial y también a la crisis existencial más importante desde que Europa se reinventó.

Cuando a través de los medios de comunicación nos empezamos a dar cuenta de la dimensión del drama Sirio y de cómo los refugiados buscaban cobijo en Europa desafiando mares, fronteras, policías y ejércitos se produjo una movilización social de solidaridad que movió a los Estados a tomar posición con respecto a la situación. En algunos casos, como en España, la reacción fue francamente tímida, pero se vio forzado por la reacción de ayuntamientos de grandes municipios, como Barcelona y también Terrassa, que se declararon ciudades de acogida.

El problema es que desde entonces poco se ha hecho, se determinó que se debían reubicar en Europa unos 160 mil refugiados de los millones que habían huido de Siria. A España han llegado probablemente una veintena. En esta tesitura, cuál debe ser el papel de la sociedad civil; quién debe tomar la iniciativa para que se lleve a cabo el “reparto” de personas refugiadas en los países europeos; qué debemos hacer mientras tanto, si es que se debe hacer algo.

Estas preguntas (y la más importante: ¿vendrán los refugiados?) surgen lógicamente en actos como el que se desarrolló el martes en Terrassa, la primera de las dos jornadas informativas sobre refugiados a través de la cual se da a conocer la verdadera dimensión de la crisis humanitaria y las herramientas que el Ayuntamiento de Terrassa, en forma de una mesa local para los refugiados, pone a disposición de la ciudadanía para canalizar la solidaridad para con las personas refugiadas que eventualmente puedan llegar a la ciudad.

En Terrassa se registraron en su momento un centenar de personas para acoger inmigrantes, más o menos las mismas que hay ahora. Se constituirá la mesa y quizás se mantengan las preguntas en el aire. De todas formas, es bueno que al menos exista un protocolo preparado por si es necesario para evitar posibles precipitaciones.

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