Opinió

El plan

Estará bien el próximo pleno. Parece que cada mes se alinean los astros para que haya, al menos, un tema especialmente polémico para dar vida al encuentro de los partidos en la sala de sesiones del Ayuntamiento. Esta vez, sin duda, será el tema de la policía municipal y la querella que un grupo de agentes ha presentado contra la concejal de la CUP Maria Sirvent. A buen seguro que el debate irá más allá de la querella en si. En realidad, todos están más o menos de acuerdo en rechazar cualquier cortapisa a la libertad de expresión de los cargos electos en el pleno municipal y en defender a la policía municipal terrassense. El debate se centrará en el modelo policial y en el plan director del que tanto se habla y del que tan poco se conoce.

Será curioso por otra parte, ver cómo el equipo de gobierno (si no el propio alcalde) defiende su propuesta de mediación, posición incompatible con la de sujeto último de la crítica de la CUP; es raro mediar con uno mismo. Y cómo defiende un plan director cuyas propuestas estrella son, como dijeron ayer los concejales Rambla y Armengol, la incorporación de cámaras a los uniformes de los agentes y las patrullas en bicicleta por Vallparadís. Sobre el tema de las cámaras ya se ha hablado suficiente esta semana y habrá que ver en qué acaba cuando al mismo tiempo que se dice que lo realmente necesario es la ampliación del número de efectivos, se reconoce que es imposible por falta de presupuesto. Y con respecto a las patrullas en bicicleta por el parque de Vallparadís (idea puesta en práctica y desechada hace unos años) es mejor no entrar en valoraciones; las bicicletas, en todo caso, gastan menos que los caballos que alguien también propuso en su día.

Seguro que habrá otras cuestiones importantes en ese plan director y no todo girará en torno a cámaras y bicicletas. El problema es que ese plan, que surge como consecuencia de una recomendación de la síndica sobre la adopción de un código de buenas prácticas para la policía y que el equipo de gobierno y los propios responsables policiales acogieron con buena predisposición, se pretende como eje sobre el que solventar la polémica generada por la querella. El plan no está trabajado, o al menos eso se deduce cuando se concreta en sus “propuestas estrella”; un golpe de efecto de prestidigitador principiante cuyo asistente ha sido sorprendido metiendo un conejo en la chistera.

Todo es mucho más fácil; al margen de que la policía municipal necesite nuevos planteamientos teóricos en una ciudad nueva y cambiante porque siempre es bueno avanzar, la esencia del conflicto está en el Grupo de Intervención, que quizás tuviese razón de ser cuando se creó ante los problemas que generó una Policía Nacional en retirada y sobre cuya existencia tarde o temprano se deberá decidir.

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