Opinió

¿Y ahora qué?

El tremendo galimatías en el que se ha situado Catalunya después de las últimas elecciones al Parlament van a derivar, sino lo remedia un auténtico milagro y éstos lo cierto es que escasean, aunque en política nunca se sabe; en una nueva convocatoria a las urnas. Todo parece indicar que será el 6 de marzo. La misma noche electoral, el 27 de septiembre, la cabeza de lista por Barcelona de Ciutadans, Inés Arrimadas, reclamó unas nuevas elecciones tras conocer la composición de la futura cámara y le arreciaron las críticas por ello. En ese instante nadie dudaba de que la mayoría independentista formaría Govern y que Junts pel Sí obtendría el respaldo de la CUP para continuar con el “procés”, pero también es cierto, que esa misma noche, la plataforma anticapitalista ya anunció con rotundidad que la figura de Artur Mas era un obstáculo en toda la operación. Desde Junts pel Sí también se planteó que el actual President en funciones debía seguir al frente de la Generalitat. Desde ese instante se han sucedido los contactos, las negociaciones, los guiños y más de una situación difícilmente explicable, como el increíble empate vivido en la asamblea celebrada por la CUP en Sabadell. Este camino de más de dos meses hacia el mismo punto de partida ha afectado al último trimestre de la economía catalana, al contar con un gobierno instalado en la provisionalidad que no podía tomar decisiones a largo plazo.

La pregunta está clara, ¿y ahora qué?. La situación de interinidad se prolongará durante los tres primeros meses de este 2016, hasta que se celebren nuevas elecciones. Algunos pueden plantearse una repetición de los resultados y de nuevo la continuidad de una agónica situación mientras se gobierna con cortapisas. Tanto la CUP, a pesar de la extrema presión recibida, como Junts pel Sí, o mejor dicho Convergència, han sido fieles a sus postulados y de este modo no se ha podido deshacer una madeja de propuestas y deseos que difícilmente tenían un final feliz.

Para algunos, las elecciones se contemplan como la oportunidad definitiva para recuperar algunos puentes que se han dinamitado en estos últimos meses, aunque también es verdad que este período afectará a sus protagonistas. En la CUP, ayer, su cabeza de lista, Antonio Baños, anunció su renuncia a su escaño. En Junts pel Sí hay diferentes dirigentes que no han entendido las concesiones que se estaban dispuestas a tomar en favor de la investidura. Mientras, ERC parece que puede ser el gran beneficiado.

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