El pleno del Ayuntamiento no aprobó en su última sesión una moción de la CUP en la que se planteaba una moratoria a la implantación de nuevas superficies comerciales de más de 800 metros en la ciudad. La formación que lidera Maria Sirvent argumentaba su propuesta en la proliferación de nuevos comercios de gran formato en la ciudad durante los últimos meses y en las consecuencias que ello pudiera tener sobre el tejido comercial de la ciudad. Según la CUP, el pastel de la distribución en Terrassa es uno, la oferta no va a generar demanda y por lo tanto, en mayor o menor medida, la proliferación de nuevas superficies afecta negativamente a comercios ya implantados y es necesario que la ciudad se dote también de una hoja de ruta en lo referente al comercio.
La moción no se aprobó, pero los partidos con participación en el pleno abrieron un interesante debate sobre la cuestión. Se enfrentó el argumento digamos liberal, que aboga poco menos que por una autoregulación del sector en función de la oferta y la demanda y por otro, unas tesis más proteccionistas basadas en planes estratégicos que regulen la implantación de nuevos comercios y que los que se implanten lo hagan desde una perspectiva de sostenibilidad del sector.
Sin entrar en el debate sobre la legalidad o no de una eventual moratorio, sobre lo que también hay divergencia de opiniones en cuanto a la fórmula, se pueden encontrar ejemplos de la bondad o no de ambos argumentos y seguramente sean los expertos los que deban opinar al respecto. Se han dado casos en los que un super urbano ha generado un nuevo tejido comercial a su amparo y el que ha provocado lo contrario; como se ha dado también el caso del comercio tradicional que ha transformado su oferta ante la "invasión" de su barrio de una mediana superficie y le ha llevado a innovar y a reinventarse para seguir adelante con éxito.
En momentos de importante crisis como hemos vivido y como todavía vivimos, el sector del consumo es realmente complejo y quizás lo importante de la moción de la CUP, al margen de que haya aprobado o no, sea que se reavive el debate, en el caso del comercio también, sobre el modelo de ciudad que queremos para Terrassa; el difícil equilibrio entre el comercio tradicional, en el que deberíamos incluir a los mercados municipales, y la gran distribución.