En nuestra edición de hoy, con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, publicamos una amplia información sobre los números de la violencia, pero son sólo los que se conocen, las denuncias. No aparecen los números del silencio. Cuántas veces hemos oído, como una cantinela a la que empezamos a ser impermeables, noticias sobre crímenes contra las mujeres en los que se especifica: “No se habían registrado denuncias previas”. Los datos sobre la violencia contra la mujer rebelan que aumentan las denuncias y cada año nos preguntamos si eso es bueno o es malo; es decir, si quiere decir que ante un volumen igual o menor de maltratadores, se denuncia más o que aumentan las denuncias porque aumenta el número de casos.
Y es que la lectura de las cifras tiene esa frialdad que da la distancia y la falta de caras, de nombres y de apellidos. La información al respecto a la que antes hacíamos referencia se acompaña del testimonio desgarrador de una mujer maltratada cuya lectura te hace tragar saliva. Entrar en el ámbito de ese maltrato es aventurarse en un universo doloroso y ciertamente complejo. Nuestra primera reacción es preguntarnos cómo es posible que lleguen a generarse situaciones tan extremas sin que se ponga remedio, sin que haya denuncias o simplemente se ponga fin a la relación. Se trata de una cuestión complicada que podría resumirse en la anulación de la persona por parte del maltratador.
Se habla de la prevención como herramienta más eficaz para luchar contra el maltrato contra la mujer, pero por muchas campañas que se llevan a cabo, por mucha información, asistencia, protección a las víctimas o cambios de legislación que se lleven a cabo, se trata de un fenómeno que no disminuye. Las cifras de denuncias que aumentan año a año, los asesinatos de que son objeto las mujeres hablan por si solos de la impotencia con la que la sociedad vive esta situación. Estamos hablando que una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual principalmente por parte de un compañero sentimental. Cómo se puede luchar contra eso si las medidas que se han tomado hasta ahora o han surtido efecto. Se habla de un gran pacto de Estado para intentar erradicar la violencia contra la mujer; no hay que perder la esperanza, pero las medidas necesarias son de tal magnitud que se precisan cargas de profundidad contra pilares de la propia cultura.