Hablar en según qué términos de vulnerabilidad, de riesgo de exclusión social, de pobreza en general puede sonar a demagógico para según que oídos, pero es que es muy difícil tomar distancia ante cifras y afirmaciones como las que aparecen en la información que al respecto publicamos en nuestra edición de hoy. Hay una aseveración del informe Foessa de Càritas que es suficientemente ilustrativa de cuál la situación a pie de calle: “El trabajo ya no protege contra el riesgo de pobreza”. La frase es de una rotundidad escalofriante.
Cada día se hace más evidente que una cosa son las cifras de la pretendida recuperación, que nadie va a poner en duda, y otra muy diferente lo que ocurre en las ciudades, lo que les está pasando a las familias. Como dice Càritas o Creu roja, tener un trabajo ya no es garantía de nada. La precarización del mercado laboral puede provocar que haya padres que no puedan alimentar a sus hijos en condiciones, que tengan problemas para pagar los recibos de los suministros domésticos o que no puedan encender la calefacción en invierno.
Las cifras son de una carga dramática tremenda. A pesar de que la propaganda política habla constantemente de la recuperación económica, Creu Roja aumenta sus cifras de asistencia directa a personas en Terrassa en un 34 por ciento, igual que crecen las cifras de Càritas, que va más allá y dice que el 15 por ciento de los trabajadores catalanes era pobres, esto es, que no tienen ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas.
La PAH, por otra parte, habla de que en Terrassa se producen todavía una media de tres desahucios diarios y que hay más de 3.500 personas que han solicitado una vivienda social porque no tienen donde meterse. No hablemos ya de los mayores que con pensiones miserables tienen que ayudar a sus hijos o las familias en las que todos sus miembros están en paro y no se recibe ninguna prestación.
Esta misma semana, en la jornada sobre vivienda digna y pobreza energética que organizó el Ayuntamiento se hablaba también del aumento de las ayudas que el consistorio terrassenses había registrado para pagar los suministros de hogares en Terrassa. En 2011 se dieron 564 ayudas para 488 familias; tres años más tarde, en 2014, las cifras se elevaron a 2.115 ayudas para 1.335 familias y en 2015 se han incrementado en un 25,6 por ciento. Esas son también cifras de la economía, pero la real, la que se palpa día a día.