Volvemos a estar en las mismas. Los centros sanitarios concertados y las residencias llevan meses sin cobrar de la Generalitat al igual que las farmacias cuya situación ya han catalogado sus representantes como de inasumible, insostenible e incluso crítica en algunos casos. Los colegios concertados hasta ahora, no han dicho nada.
Llega un momento en el que ante el desconcierto en el que nos hemos instalado, ya no sabemos a qué responde la situación. No sabemos si se trata de que realmente la Generalitat no tiene recursos para financiarse ni posibilidad de ello, si es una estrategia para presionar al Gobierno de la necesidad de recibir transferencias del Fondo de Liquidez Autonómica y de paso para poner a la opinión pública catalana en su contra y demostrar con ello el maltrato que recibimos; o bien si se trata de una estrategia del Gobierno de Mariano Rajoy que quiere presionar a la Generalitat ahogando económicamente al Govern para demostrar que “papa estado” es imprescindible y esto es un aviso de los efectos que puede provocar la desconexión.
En cualquier caso, la situación es de una gravedad extrema y sea por la causa que sea, no se puede continuar así, con un país maniatado y ahogado económicamente y centenares de empresas que deben responder no sólo antes sus proveedores y sus trabajadores, sino también ante los usuarios, de la sanidad o de servicios sociosanitarios sometidos a esta indecente presión.
Terrassa se ha convertido en los últimos meses en objeto de la fiebre de las empresas de distribución. A las aperturas de Esclat y Aldi con escaso tiempo de diferencia, se unirá un nuevo Caprabo en la Plaça Nova y la apertura de otra tienda de Mercadona en Roc Blanc en diez días. Y no sólo eso, sino que Bon Preu, la empresa de Esclat, ha cerrado una opción de compra sobre la vieja sede de Caixa Terrassa. En este sentido, el interés ciudadano que pueda presentar la eventual apertura de una nueva gran superficie (no se conocen los planes de Bon Preu) no es sólo comercial, sino la posibilidad de una nueva ordenación urbanística que, esta vez sí, conecte el Vapor Gran con el centro.