Ayer asumió la gestión del servicio de ambulancias la nueva empresa adjudicataria, Falck, que ganó el concurso en su momento en detrimento de Ambulàncies Egara, la empresa que históricamente lo había desempeñado. El inicio fue ciertamente complicado y hubo pacientes usuarios de ambulancias que necesitaban traslados programados que se encontraron sin servicio. Se hace difícil entender que pueda ocurrir una cosa así. Es cierto que los cambios siempre son difíciles, máxime en organizaciones complejas, pero precisamente por la peculiaridad de un sector tan sensible se hace imprescindible un mayor esfuerzo de previsión y preparación.
En primer lugar, no hay efecto sorpresa puesto que el cambio de gestor se conoce desde hace meses y la fecha del cambio también. Se ha tenido tiempo más que suficiente para preparar la entrada en el servicio y prever posibles disfunciones. Por otra parte, la nueva empresa se ha subrogado a todos los contratos de los trabajadores preexistentes. Es decir, se ha subrogado a la experiencia de profesionales que conocen el sector, el territorio y la operativa. Es por ello que todavía se hace más incomprensible que se puedan producir situaciones como las de ayer. La razón que dio la nueva adjudicataria fue que Ambulàncies Egara no le proporcionó la información necesaria sobre los servicios. La acusación es de la suficiente gravedad como para que se investigue, pero es precisamente la gravedad de la afirmación lo que la hace poco menos que inverosímil. En todo caso, sea bienvenida la nueva adjudicataria y desear que lo ocurrido ayer sea sólo eso, un problema puntual.
Riqueza natural
Hoy hemos explorado en un reportaje una zona de una extraordinaria riqueza natural e histórica, el área de Torrebonica, Can Bonvilar y Mossen Homs, una gran zona agrícola y forestal que separa Sabadell de Terrassa. Quizás no somos conscientes de lo que nos rodea y sea ese reportaje una buena forma de acercarnos a nuestro entorno y valorarlo. Esperemos que ADENC y las entidades naturalistas consigan su objetivo de preservar la zona con un programa específico de protección y gestión. Una pena que por Ca N’Arnella tenga que pasar una autopista.