Opinió

Mochilas

Sí, existe una utilización política de los casos de corrupción en Catalunya, La oportunidad, la coincidencia milimetrada con el momento de mayor efervescencia institucional en torno al independentismo; cómo se filtran las noticias y se retransmiten en directo los registros y las detenciones. Es una forma poco edificante de utilizar el sistema judicial para obtener un rédito político o impedir que otros lo obtengan.

A veces resulta ciertamente obsceno, pero intentemos abstraernos sólo unos minutos de esa evidencia. El ejercicio es difícil puesto que probablemente no pueda entenderse una cuestión sin la otra; por eso es un esfuerzo. Pensemos en qué opinión nos merece la aparente forma en que la familia Pujol ha amasado su fortuna; pensemos por un instante en la aparente forma con la que se ha financiado Convergència Democràtica. No se puede justificar todo en el ataque al “procés”, que innegablemente existe. De la misma forma que es criticable la utilización política de los casos de corrupción, lo es el hecho de pasarlo todo por el tamiz del intento de destrucción sistemático del independentismo. El tres por ciento ha planeado durante muchos años sobre la política catalana y nunca se ha investigado. Eso también es criticable. Quizás deberíamos preguntarnos por qué no se inició de inmediato una investigación cuando Carod Rovira advirtió de la posible financiación ilegal de CiU o cuando Pasqual Maragall hizo su histórica denuncia en el pleno del Parlament. Lo dijo en sede parlamentaria en el lugar de mayor solemnidad de las instituciones de Catalunya.

Da igual que la denuncia en Torredembarra surgiese de Esquerra Republicana, como se quiere airear en algunos sectores para evitar el foco. No puede ser que nos hayamos instalado en la cotidianidad de la corrupción como algo inevitable, propio del sistema, inherente a la democracia. No podemos refugiarnos siempre en que se trata de un ataque, que también, porque eso justifica y no hay nada, ni siquiera la independencia, que se pueda o se deba ganar a cualquier precio.

Es probable que todos seamos un poco culpables de haber interiorizado como normal lo que no puede ser más que extraordinario. Las evidencias contra CiU y contra la familia Pujol se acumulan; que se investigue y se juzgue. El “procés”, si se pretende inexorable, no puede serlo con mochilas y es verdad que nadie es imprescindible.

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