Opinió

Concursos

Los partidos de izquierda de la oposición del Ayuntamiento de Terrassa han hecho causa común su crítica al último concurso público del Ayuntamiento. Se trata de la concesión del servicio de los comedores escolares que ha sido adjudicada a la empresa Serhs, decisión que debe aprobarse en el pleno de mañana. Con la que está cayendo cualquier queja sobre un concurso público puede echar las manos a la cabeza del lector; no se trata de irregularidades en el procedimiento, todo es legal. Se trata de los criterios de selección de la oferta.

Hay diversos frentes. Por una parte, están los criterios de selección. La comida de los niños es realmente un tema tan sensible que, consideran que el económico no debe primar sobre la calidad a la hora de adjudicar el servicio. El asunto es ciertamente para tomarlo en consideración, precisamente por la peculiaridad del servicio y sus destinatarios finales. Debemos partir de la base de que ninguna empresa adjudicataria de un servicio de comedor escolar se va a arriesgar con una prestación deficiente, máxime si tenemos en cuenta las críticas que recibió en su momento el anterior titular. Salvada esa cuestión, hay que decir que en este sector no hablamos de mínimos, que consideramos garantizados. Por eso parece especialmente interesante el apunte hecho por el portavoz de ERC sobre la calidad del producto, su procedencia, el reciclaje o el proyecto educativo que debe enriquecer el servicio, factores que la oposición considera que no se han valorado como el pliego de condiciones permitía. De ahí su queja de que se haya concedido el servicio a un empresa que ha recibido una baja puntuación en el apartado técnico.

Dicho esto y entendiendo que puede ser arriesgado prejuzgar el servicio de Serhs en los comedores terrassenses, llama la atención una cuestión en este concurso que sin ser irregular es poco estética. Se trata del hecho de que la solidaridad sea clave en la selección de una empresa adjudicataria. Parece ser que era decisivo el número de becas ofrecidas por las empresas licitadoras para fundamentar el resultado del concurso. Si existe la mínima sospecha de que una acción solidaria pueda afectar a la calidad del servicio es que hay algo que no funciona. Es, al menos, un planteamiento feo. Ayudar a los demás puede ser una herramienta de promoción empresarial, pero no puede ser de ningún modo el elemento que determine administrativamente una relación mercantil. La solidaridad es voluntad.

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