Opinió

Otro error

Artur Mas ha sido citado junto a la ex vicepresidenta Ortega y la consellera Rigau a declarar como imputado en el caso del 9-N. Se trata de un nuevo error de consecuencias imprevisibles provocado por dos percepciones también erróneas. En primer lugar, el Gobierno ha decidido que la mejor manera de contrarrestar el proceso independentista es su judicialización. Es lógico que no se entienda de otra manera cuando los nueve fiscales catalanes no vieron indicios de delito y se forzó el procedimiento judicial desde la Fiscalía General del Estado. Cuando más política se necesita, menos se recurre a ella.

El parapeto judicial ha sido una equivocación desde el principio, circunstancia que se reconoce incluso desde algunos sectores del propio PP. El mismísimo García Albiol dijo hace pocos días en relación con el recurso de inconstitucionalidad contra el Estatut que probablemente se tendría que haber actuado de otra manera. La táctica de Rajoy y sus asesores era acabar con el independentismo y la estrategia, acabar con Artur Mas. Ese es precisamente el segundo error, haber pensado que Mas era el líder del proceso independentista. Mas se vio impelido a ello por la sociedad civil, por la manifestación del 11 de Setembre de 2012 en una huida hacia adelante en la que no sólo se ha inmolado políticamente, sino que ha destrozado su partido. Mas no ha sido nunca independentista, como no lo eran muchos de los que votaron a Junts Pel Sí el domingo. Quizás debería plantarse el Gobierno de Mariano Rajoy, y los anteriores, si se ha hecho mal. Rajoy lo fió todo a la judicatura y a la masa silenciosa y no le está saliendo bien ni una cosa ni la otra, porque ni había tantos indecisos ni la masa silenciosa que iba a dejar al independentismo en un 30 por ciento era tal. Es verdad que el proceso no ha ganado el plebiscito, pero Rajoy tampoco ha ganado la unión. Y para rematarlo, Rivera se convierte en el gran líder del unionismo.

El que fuera portavoz del Gobierno de Aznar, Miguel Ángel Rodríguez, siempre áspero, desafortunado e incluso desagradable en sus manifestaciones, dijo ayer en las redes sociales que Artur Mas tiene en este proceso judicial lo más parecido a un fusilamiento. Como si además, el President tuviera que agradecer el gesto. No hay palabras para calificar el comentario, como no las hay para calificar la oportunidad de elegir el 15 de octubre, 75 aniversario del fusilamiento de Lluís Companys, el día de la declaración de Mas ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya.

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