Tras la euforia de la noche electoral llega el momento de gestionar los resultados. La candidatura de Junts Pel Sí está unida por la hoja de ruta del proceso y por nada más, pero eso no implica que se esté dispuesto a pagar cualquier precio por mantenerla y de ahí la necesidad de gestionar los resultados interna y externamente. En primer lugar, CDC, de la que no se conoce su estado de salud real, tuvo que salir ayer a defender el liderazgo de Artur Mas y la necesariedad de que mantenga la presidencia de la Generalitat. La CUP, que tiene la llave de la investidura, ha dicho por activa y por pasiva que Mas no es imprescindible y de hecho, Esquerra Republicana habla de que Artur Mas es su candidato con la boca pequeña. Hasta Raül Romeva tuvo que corregirse asimismo durante la campaña electoral para afirmar, sin demasiado convencimiento, que Artur Mas, el número 4, iba a ser el candidato a la presidencia.
El grado de compromiso con la hoja de ruta del proceso independentista de los grupos que la forman se verá en los próximos días, en cómo se negocie la investidura y la formación de gobierno; porque además habrá que gobernar y algún tipo de programa habrá que implementar.
Es evidente que existe en el Parlament una mayoría independentista y que Catalunya votó sí, pero lo que no está tan claro es el mandato que los resultados otorgan al nuevo Govern. El candidato de la CUP, Antonio Baños dejó ayer muy claro que el plebiscito no se ha ganado y por tanto no contemplan una declaración unilateral de independencia. El experto en nacionalismos Michael Keating decía ayer que el mandato no era claro puesto que plantear unas elecciones en clave plebiscitaria y no ganar en votos debilita la posición independentista. En cualquier caso, no cabe duda de que Junts Pel Sí intentará llevar adelante su hoja de ruta porque tienen posibilidades y porque no hay otra cosa que puedan hacer juntos.
Los resultados, aunque claros en un sentido generan ciertas incógnitas que deberán despajarse paulatinamente. La gestión de esos resultados desde la candidatura ganadora es la principal, pero habrá que ver cómo reacciona el Gobierno ahora que ha empezado apercibir que el proceso va en serio y que si es verdad que no existe en estos momentos un mandato claro, el inmobilismo llevará a que más pronto que tarde ese mandato sea claro y decididamente incuestionable.