No hace muchos días hablábamos en este mismo espacio del Vallès como una comarca con escasa conciencia de si misma, desvertebrada política, social y quizás económicamente a pesar de los evidentes nexos que comparten. Decíamos que no nos creemos el Vallès Occidental como entidad territorial en si misma. No obstante, debemos reconocer que ha habido una iniciativa surgida desde el sector de la recaudación que ha ido tomando forma, surgiendo prácticamente de la nada y que aunque todavía le queda mucho camino por recorrer, está contribuyendo a dotar, al menos en ese ámbito de cierta personalidad.
Se trata de Cuina Vallès, el colectivo que impulsó junto a otros cocineros de la comarca Artur Martínez, en cuyo Capritx brilla la estrella Michelin vallesana. Cuina Vallès recibió las primeras cervezas artesanas genuinas de la zona; elevó la popular monxeta del ganxet o el cigronet menut a productos gastronómicos de referencia en la comarca; recuperó la oliva becaruda y acogió el mató y los vinos y cavas de Ullastrell y el pan de Sant Julià o la col paperina o la poma del ciri…
Nadie es imprescindible y Cuina Vallès dispone de la solidez y la fuerza necesaria para continuar su extraordinaria labor. Martínez es la estrella del Vallès, pero ya se habla de la posibilidad de que algún cocinero más de la zona pueda obtener muy pronto esa distinción. No obstante, Artur Martínez es un activo para el Vallès y especialmente para Terrassa y existe el peligro de que se produzca una cierta desconexión con la ciudad que le lleve a instalarse definitivamente en Barcelona.
Recordemos que el año pasado abrió su Matis Bar frente a la catedral barcelonesa y ahora está concentrado en una nueva y pretende que rompedora apertura también en la capital barcelonesa. Exploró la posibilidad de abrir otro restaurante en Terrassa, pero no encontró el lugar ni la oportunidad que andaba buscando. Asegura que Capritx seguirá abierto esperemos que por mucho tiempo porque Barcelona puede decantar el fiel.
Aunque Cuina Vallès tiene la fortaleza suficiente, hay que reconocerle al cocinero terrassense su esfuerzo en dotar a la cocina vallesana de una personalidad propia, de marcar una tendencia y de haber iniciado el camino de lo que puede ser un apasionante viaje de la restauración terrassense y de la comarca.