Opinió

El lobo con piel de cordero

Posiblemente a los actores directos e indirectos no les gustarán las reflexiones que intentaré plasmar en estas líneas. Pero es que, aunque previsible por diferentes motivos y actitudes de la oposición que no comparto, no deja de sorprenderme el acuerdo alcanzado por PSC y CiU en Terrassa. La "sociovergencia" en nuestra ciudad ya es una realidad.

Habrá quien argumente, y con razón, que el acuerdo de izquierdas no fue posible y que el principal partido de la oposición situó el cambio en el cambio en la alcaldía. El famoso "quítate tú que me pongo yo" no ha dado lugar a poder condicionar el programa y la acción de gobierno, además de situar elementos de control, de fiscalización, para que la transparencia deje de ser una reivindicación y pase a ser una realidad. Eso ya es agua pasada. Aunque, como todo lo que ocurre en el municipio, las personas lo tendremos en cuenta a la hora de depositar nuestro voto en las próximas municipales.

Pero creo que los ciudadanos y ciudadanas tampoco entendemos, como mínimo es mi opinión, que se den acuerdos "anti natura". Un acuerdo con opciones políticas que hasta el 2013 votaban, apoyaban y en más de una ocasión jaleaban las leyes y reformas que ha impuesto el PP gracias a su "mayoría absoluta" y el inestimable voto favorable de CiU. Por poner un ejemplo, de la cincuentena de decretos, leyes y reformas apoyadas por CiU, nombraré la Reforma Laboral. Una reforma que lo único que ha traído ha sido destrucción de empleo, de empresas, un deterioro de la economía en general y precariedad laboral. Pero CiU es también el partido impulsor y ejecutor de los recortes en sanidad, educación, servicios sociales, etcétera en Catalunya. O dicho de otra manera; cualquier modificación legislativa planteada por el PP, en materia social y laboral, CiU la ha apoyado y la ha votado en las Cortes españolas. CiU es, además, el partido que ha impulsado y consumado los recortes en Catalunya, con su gobierno en la Generalitat de Catalunya con el President Mas a la cabeza.

Menciono lo anterior porque cuando un partido político quiere esconder su ideología en el Estado español (esto no sólo lo hace CiU, también padecemos, por desgracia, el juego del escondite ideológico de otros partidos) sólo lo puede hacer de discurso, porque los actos y decisiones de un partido político, y más cuando está gobernando, dejan claro dónde se sustentan ideológicamente. CiU es de derechas igual que el PP, la única diferencia es el hecho nacional. Por eso, desde mi ideología política, la "sociovergencia" en Terrassa y donde sea es un acuerdo "anti natura" para la acción política y de gobierno.

Y mis motivos de preocupación, por este pacto, aumentan al leer el Diario de Terrassa del día 1 de agosto:

1. Entregar las responsabilidades de gobierno del "desarrollo económico, industria y ocupación" a CiU, tal y como está la situación laboral y social, puede significar un retroceso para estas políticas en que en el mandato anterior, aunque fueron tímidas, hubieron avances. Digo esto, porque sólo hay que fijarse en las políticas que está impulsando CiU (ahora Convergència Democràtica de Catalunya) en Catalunya en estas materias. Políticas a salto de mata. Están poniendo parches en los grandes conflictos pero sin planteamientos políticos estructurales, estrategias industriales y económicas para impulsar el crecimiento y la protección a las personas.

2. En ese mismo diario y ese mismo día, se manifiesta poco menos que el abandono de la ideología por parte de CiU, situando como prioridad la estabilidad política de un pleno municipal fragmentado. Creo que el electoralismo y la búsqueda del voto para el 27-S están llevando a Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) a decir lo que sea. Hasta que van a ser un gobierno progresista, que CDC es un partido social, etcétera. Y yo sólo digo que ahí están las consecuencias de los gobiernos de CiU. Le doy vueltas y este acuerdo o tiene fundamentos en intereses personales de ser y estar en el gobierno de la ciudad o el PSC de Terrassa ha pactado con un lobo con piel de cordero.

Sería muy fácil dejarlo aquí y esto, simplemente, podría parecer una crítica más. Pero no es ésa mi intención. Por eso me gustaría aportar algo más. Es cierto, y sé que gobernar una ciudad con una oposición de "izquierdas" instalada en la intransigencia y en la terquedad política por no saber asumir el resultado el 24 de mayo, tiene que ser muy complicado. Pero también creo que los ciudadanos y ciudadanas somos lo suficientemente inteligentes para verlo, valorarlo y sobre todo estimar el desgaste que puede suponer una legislatura sin mayoría y de negociación continua a varias bandas. Pero, en mi opinión, la "sociovergencia" no se justifica.

El autor es secretario general de CCOO Vallès Occidental-Catalunya Central

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