Probablemente ésta es la semana del año en la que tradicionalmente Terrassa cuenta con un menor número de habitantes. Estadísticamente la proximidad de la festividad del 15 de agosto establece el mayor éxodo vacacional de los egarenses. Este hecho, que a todas luces es innegable, ha cambiado definitivamente. La llegada de la crisis y sus consecuencias se tradujeron de forma muy directa en las vacaciones. Muchas familias, a consecuencia de las estrecheces económicas, han tenido que olvidarse de disfrutar de unos días lejos de casa. En muchos casos, se ha reducido de forma drástica el período vacacional fuera del hogar. Incluso, aquellas unidades familiares que disponen de una segunda residencia, habitualmente en una población costera, también han limitado su estancia pendientes del bolsillo. Lo mismo ha sucedido con los grandes viajes.
En paralelo a esta situación se está viviendo un cambio estructural en el modo de encarar las vacaciones. Ya ha desaparecido por completo la idea de que agosto es el único mes en el que se pueden disfrutar de este descanso y que a lo largo de todo el año se pueden encontrar oportunidades para viajar a una gran cantidad de destinos a unos precios mucho más asequibles.
La provisionalidad de muchos de los empleos que se han generado en los últimos años también obligan a estas personas a adaptar su situación a los períodos vacacionales. Así no se puede dejar escapar la oportunidad de trabajar unos meses seguidos y después parar en períodos en los que habitualmente no se disfrutan de vacaciones.
El cambio de mentalidad también se ha visto reflejado en el comercio y en las empresas. Está claro que aunque la oferta no es la misma que cuando se está a pleno funcionamiento, pero Terrassa ya no cierra por vacaciones como antaño. Una gran cantidad de comercios siguen abriendo sus puertas y han comprobado que es rentable continuar con la persiana subida. Lo mismo sucede con el tejido empresarial. En muchas firmas se han establecido nuevos turnos para mantener en agosto el nivel de productividad ya que la demanda no disminuye. Terrassa está abierta por vacaciones y sólo hay que darse una vuelta a primera hora de la mañana por las calles y plazas de la ciudad para comprobar esta afirmación y la transformación definitiva en este ámbito.