Opinió

Y el balón, por fin, rueda

La nueva plantilla del Terrassa FC para la temporada 2015-2016 ya ha empezado a trabajar. Ayer inició su preparación antes del comienzo de Liga el próximo 23 de agosto en el campo del Europa. La vuelta a los entrenamientos siempre tiene carácter noticiable, pero en esta oportunidad, este retorno se puede clasificar de excepcional. El club más representativo de la ciudad en el ámbito futbolístico lleva meses sumido en un tsunami de sorpresas, cambios y enfrentamientos palaciegos que han hecho de algo tan simple como volver a la normalidad; es decir, que los futbolísticas sean los protagonistas, un verdadero reto. Hace pocos días parecía del todo imposible que este folletín llegase a buen puerto. Ayer, por fin, el balón volvió a rodar y en un club de fútbol, por extraño que pueda significar, y mucho más en el caso del Terrassa FC, éste es un signo que invita al optimismo, que obliga sin contemplaciones a ser creyente, por el tremendo escepticismo que ha envuelto un sainete que ni el mejor guionista podría haber imaginado.

Tras el acuerdo sobre el futuro de la entidad se están realizando esfuerzos día sí y día también para intentar demostrar que la normalidad se ha instalado definitivamente en la entidad. Hoy está previsto que el Ayuntamiento escenifique el final de la batalla con la entrega simbólica de las llaves a la nueva junta directiva. Las heridas se curan con el paso del tiempo y en el caso del Terrassa FC, hay que restañar unos enormes girones. No parece, ni mucho menos, que todas las batallas de las últimas semanas se hayan diluido por arte de magia. Es verdad que la fuerza del balón y los éxitos deportivos pueden con todo, (que se lo digan por ejemplo a Josep Maria Bartomeu), pero en el caso del club egarense todo está muy tierno y reciente, aún no se han acallado los últimos golpes de sable.

Las incógnitas no sólo envuelven al futuro institucional del Terrassa FC, las dudas son más que razonables en el ámbito deportivo. La velocidad y premura con la que se ha tenido que confeccionar la plantilla no pueden pasarse por alto. A diferencia de la mayoría de rivales, que han aprovechado el final de la pasada temporada para diseñar los equipos para la nueva campaña, el Terrassa regresa al trabajo con un elevado carácter de improvisación que puede convertirse en toda una losa. Hay margen para los cambios y también para la confianza, pero nadie puede negar que el Terrassa deberá recuperar la desventaja con la que parte.

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