En nuestra edición de hoy publicamos un pequeño y desenfadado reportaje sobre el ensayo que los concejales del nuevo ayuntamiento de Terrassa realizaron el pasado del ball de plaça, uno de los actos tradicionales de la Festa Major que se inició ayer. Más allá de la anécdota, los nervios o la poca destreza de los concejales está la tradición misma y la significación que este tipo de ritos tienen para marcar el perfil de las ciudades. Xavier Matilla, concejal de Terrassa en Comú, hablaba del ball de plaça como de “una tradición magnífica”. Efectivamente, lo es, como todos los actos de Festa Major que se preservan amparados en los protocolos y que construyen la peculiar forma de vivir la fiesta la ciudad de Terrassa. Como el oficio religioso en el Sant Esperit, al que, recordemos, Esquerra Republicana no iba, por convicción, al que finalmente se incorporaron y al que este año tendrán nuevamente ocasión de volver.
A veces no es necesario que se trate de actos ancestrales, aunque con el tiempo evolucionen como tales. Hay gestos que se convierten en tradicionales con una rapidez inusitada. El ball de plaça proviene de los años cincuenta, pero el encendido del cirio es mucho más reciente y además se puede personalizar su instauración en el programa de Festa Major. Los añorados Rosa Mora y Joan Martí encendían el cirio cada año en los 80 con el deseo de ahuyentar la lluvia del fin de semana de la fiesta y lo que comenzó como un pequeño juego se ha convertido, hoy con auténtica solemnidad, en el verdadero pistoletazo de salida de la Festa Major de Terrassa. Y sin duda perdurará en el tiempo.
No importa la raíz de la vinculación de Terrassa y su Festa Major a la Cultura del fuego; en estos momentos, la Festa Major no se entendería sin el Raval Infernal o el Correfoc, sin el Drac o La Pájara, que nació también en los años 80. Actos de fuego hay en muchas fiestas mayores de pueblos de Catalunya, como también castells, gegants o bastoners y en todos tienen una personalidad propia porque se desarrollan y se viven de una forma determinada.
La fuerza radica en las tradiciones, son los cimientos de la celebración. Después puede venir Georgi Dann, Isabel Pantoja o Martirio; Els Catarres, Factor Kiwi o Caipirinhas Rumberus y cada año debatiremos sobre la idoneidad de los artistas invitados, pero cuando empieza a anochecer el viernes, la pregunta que más se oye en el centro es ¿quién ha sido el cap grós de este año?