Opinió

Encontrar el momento

El Ayuntamiento de Terrassa ya tiene equipo de gobierno. Excepto tres concejales y el propio alcalde, los demás miembros del grupo, hasta cinco, son nuevos; tiempo habrá de valorar la gestión. Pero si algo llama la atención del nuevo cartapacio es la fragmentación de las áreas. Muchas y la verdad es que no se entiende bien cuál es el objetivo de esa fragmentación departamental si no es con la intención de ofrecer visualmente un organigrama de amplio espectro que abarca áreas de lo más diverso con las que se pretende definir las lineas que marcarán la acción de gobierno del PSC.

Y entre tantísimas áreas se echa en falta, como no, la de Usos del Tiempo, otrora tan importante. Es en esa linea en la que se cuestiona a bote pronto esa ingente cantidad de áreas que forman un abanico que parece más cosmético que efectivo. A modo de ejemplo, sorprenden carteras como la de Serveis Jurídics o Tecnologia, Transparència i Qualitat o que Estructura Territorial y Districtes depedan de Serveis Generals i Govern Obert y no a la gran área de Territori y Sostenibilitat. En todo caso, no se trata de una crítica ni por supuesto de poner en cuestión la capacidad operativa de la arquitectura de gobierno implantada por Jordi Ballart, sino de poner de manifiesto de forma descriptiva un cambio de concepto.

Por lo demás, también parece un cartapacio diseñado para la entrada de un nuevo socio en el gobierno de la ciudad. Jordi Ballart invitó nuevamente a Convergència a entrar en el gobierno, la formación que “tuvo el gesto de abstenerse” en el pleno de constitución del Ayuntamiento y quienes tienen “las puertas abiertas”.

De hecho, el alcalde Ballart ha hecho suya un área pretendida por el cabeza de lista convergente, Miquel Samper. Lo que en su día fue política ficción, se va haciendo realidad. El día que Convergència diga sí, la entrada está preparada a través de esa área de Desenvolupament Econòmic, Indústria i Ocupació, con lo que nada afectará al resto del organigrama y si se tiene que hacer algún retoque, será mínimo. Con todo, la sociovergencia, que ya se ha hecho realidad en diputaciones y en otros municipios, mira más hacia Barcelona que hacia el Ayuntamiento. Se trata de encontrar el momento. Ante el problema generado con Unió y la inminencia de las elecciones del 27-S es probablde que se tenga miedo en Convergència de desactivar querencias electorales. En todo caso, lo dicho, gobierno o irrelevancia.

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