Opinió

Pactos

En Vacarisses se está gestando un pacto entre diversos partidos para impedir que Salvador Boada continúe un mandato más al frente de la alcaldía. Probablemente algo parecido ocurra en Viladecavalls y en tantos otros pueblos y ciudades en los que la fragmentación del voto está provocando la posibilidad de establecer alianzas que propicien cambios o también la permanencia de alcaldes. Existe cierta polémica sobre este asunto y durante unos meses se generó un debate en el que se llegó a hablar de la posibilidad de cambiar la norma para que obligatoriamente tuviese que formar gobierno el titular de la lista más votada.

La ley electoral permite las alianzas tanto en un sentido como en otro; para que un alcalde consiga la mayoría necesaria para continuar al frente del Ayuntamiento un mandato más con un gobierno estable o para que una alianza de partidos que inicialmente debían estar en la oposición presenten un candidato con el apoyo suficiente para formar gobierno. Tal como están las cosas, tan legítima es una opción como la otra. De lo que se trata es de aplicar el sentido común y la responsabilidad. De lo que se trata es de gobernar y que la coalición que resulte de la negociación sea lo suficientemente seria y rigurosa como para garantizar la gobernabilidad del municipio, que es de lo que se trata. Las urnas serán las que decidirán en la siguiente convocatoria si el trabajo ha merecido la pena o no.

En Terrassa no se sabe lo que ocurrirá todavía, aunque previsiblemente, todo parece indicar que no se obtendrá una mayoría suficiente para desbancar a Jordi Ballart de la alcaldía, a la que accedería en segunda vuelta, como líder de la lista más votada. Curiosamente, la aritmética política no da en Terrassa margen para muchas combinaciones y las que ofrecen la posibilidad chirrían por la divergencia ideológica de los partidos que las pueden protagonizar.

A veces se producen debates en torno a este asunto un tanto hipócritas, seguramente producidos por la frustración. el presidente Mas ganó dos elecciones tras las que no pudo gobernar porque la aritmética parlamentaria se lo impidió. Esperanza Aguirre fue presidenta de la comunidad de Madrid por un oscuro asunto de dos diputados del PSOE que se ausentaron de la votación cuando ya existían un pacto para impedirle acceder al gobierno. Lo que no puede ser es que nos quejemos de la ley electoral cuando nos perjudica y la apliquemos cuando nos beneficia.

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