Las semanas posteriores a cualquier cita con las urnas son entre curiosas y apasionantes. Somos testigos de una pequeña muestra de una dinámica compleja y nada trivial. Tenemos ante nosotros un gran ejemplo de interacciones entre los diferentes elementos políticos, los cuales actúan como nodos de una enorme y compleja red que se teje creando y modificando sus conexiones.
Pero estas últimas elecciones nos han dejado un panorama más dentro del ámbito de la física cuántica que de la física clásica. En muchas ciudades nos encontramos ante la situación de que el nombre de su futuro alcalde aún no está definido. Nos encontramos ante una superposición cuántica de alcaldes.
En física cuántica, para describir una partícula, como por ejemplo el fotón, la partícula de la luz, se utiliza un objeto matemático llamado función de onda. La función de onda no siempre describe las propiedades del fotón como bien definidas.
Cuando se hace un experimento que tiene diferentes posibles resultados, la teoría predice la probabilidad de obtener cada uno de los diferentes resultados. Por ejemplo, en algunos experimentos en criptografía cuántica, nos interesa crear estados donde podamos encontrar un fotón polarizado horizontalmente o polarizado verticalmente, con una probabilidad del 50%. La teoría cuántica no nos dice cuál será el resultado de cada una de las medidas, únicamente nos dice que, si repetimos el experimento un millón de veces, medio millón de veces encontraremos el fotón polarizado verticalmente y el otro medio millón de veces polarizado horizontalmente.
La descripción del fenómeno radica en la superposición cuántica, es decir, el fotón antes de la medida se encuentra en ambos estados simultáneamente y en ninguno en concreto.
¿Se encuentra la alcaldía de Madrid en un estado de superposición cuántica Carmena-Aguirre? ¿Está la de Barcelona en una superposición Colau-Trias? ¿Cuál será el resultado de la medida de la función de onda de la alcaldía de Terrassa?
Habrá que esperar unos días, pero parece que, mientras tanto, las partículas cuánticas de la política interactuarán siguiendo las leyes de la física-política y eso implica que el resultado de la medida experimental dependerá del momento en que ésta se lleve a cabo. Por eso presenciaremos diferentes anuncios de resultados, algunos sorprendentes y poco probables, pero no prohibidos por las leyes de la física-política. Mas ninguno de ellos tendrá sentido físico salvo el de la medida final.
Otro fenómeno que hay que tener en cuenta es el efecto túnel cuántico, según el cual una partícula puede atravesar una barrera pese a no disponer de la energía suficiente. Este efecto túnel está presente en los transistores de nuestros ordenadores, sin ir más lejos.
Teniendo en cuenta el efecto túnel cuántico-político (recordemos el caso Tamayo en Madrid 2003) los resultados quedan más abiertos todavía.
Esperaremos y observaremos pacientemente la medida final del experimento y en qué situación acaba colapsando la función de onda de las pasadas elecciones.