Cualquier comentario que se pueda hacer sobre una agresión en el ámbito deportivo, sobre una agresión, sin más, puede parecer una perogrullada absurda. Pero la evidencia no debe hacernos pasar por alto unos hechos de la grvedad de los que se produjeron el pasado fin de semana en Madrid. Dos padres de jugadores del equipo cadete del Atlètic Terrassa HC que disputaba en Madrid el Campeonato de España de la categoría invadieron el terreno de juego a la conclusión del partido que enfrentaba al equipo de Can Salas contra el Club Egara y agredieron brutalmente al árbitro, un joven valenciano de 21 años de edad que llegó a perder el conocimiento.
Los hechos son de una gravedad extraordinaria en si mismos, pero mucho más, si cabe, por el entorno en el que se desarrollan y por la categoría de la competición en disputa. Los jugadores de ambos equipos, recordemos, de categoría cadete, además de otros padres, intervinieron para evitar la agresión, jugadores entre los que estaban los propios hijos de los agresores.
Merece la pena destacar la reacción de los clubs y estamentos del deporte del hockey, especialmente el del propio Atlètic Terrassa, de solidaridad con el árbitro y de repulsa de los hechos. Ahora habrá que ver cómo la justicia deportiva y también la ordinaria acometen este acto y las consecuencias que tendrá y que las partes deberán asumir. Lo peor será las consecuencias que puedan derivarse para los hijos de los agresores en caso de que la directiva del Atlètic, que se reunía anoche, hubiese decidido la expulsión de los padres como socios de la entidad.
Cómo justificar ante un hijo una acción así. Existe un punto de premeditación de premeditación en el hecho de invadir el campo que difícilmente puede justificar, si es que pudiese ser justificable, una acción impulsiva y además a dúo. Pero el punto de crueldad que implica el hecho de seguir golpeando a una persona inconsciente en el suelo, como parece ser que ocurrió, según han contado los testigos, eleva la gravedad de los hechos de forma incalificable.
No hace mucho se produjo en un partido de fútbol una agresión de similares características, también en un partido de categorías inferiores y llevada a cabo por un padre contra un joven árbitro. Qué puede pasar por la cabeza de una persona para cometer una acción de tal magnitud y especialmente avergonzar así a su familia.