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Un total de 122 alumnos de ESO han aprendido un oficio

Rostros de satisfacción e inquietud. Esta es la imagen que se observó ayer en la mayoría de los alumnos que han participado en la 19ª edición del programa "Tastets d’ofici" y que estaban a la espera de recibir su diploma. El acto, que se celebró en la sede de la empresa Foment de Terrassa, estuvo presidido por el teniente de alcalde de Desarrollo Económico, industria y Ocupación, Manuel Giménez, quien les felicitó y les reiteró en varias ocasiones la importancia de formarse para tener más caminos de futuro.

En esta ocasión, el programa ha contado con 122 alumnos de 4º de curso de ESO de diez institutos de secundaria de la ciudad. Los jóvenes han tenido la oportunidad de conocer un oficio de cerca de la mano de tutores y empresas. De este modo tienen más herramientas para dar continuidad a su proyecto vital y profesional.

Los estudiantes han podido insertarse en 22 talleres de diferentes profesiones. Los cursos de hostelería, el vídeo y la fotografía, y el comercio son los que han gozado de mayor aceptación. También han tenido demanda especialidades más artesanales e industriales como la ebanistería, metalurgia y artes gráficas. Los jóvenes fueron convocados en Foment para recibir el diploma acreditativo. No estuvieron todos (faltaron los del Institut Can Roca) ni tampoco hubo empresas colaboradoras que excusaron su presencia. Sí hubo autoridades, el teniente de alcalde Manuel Giménez, y técnicos del programa. Y, por supuesto, los profesores que les han acompañado en esta degustación de un oficio. Antes de tener el diploma en las manos, algunos alumnos y docentes contaron la experiencia. Juan García, del Institut (INS) Investigador Blanxart, dijo que había disfrutado mucho aprendiendo oficios y que quiere estudiar un módulo de electricidad. Claudia Dragomin, del INS Nicolau Copèrnic, coincidió diciendo que "me ha gustado mucho, sobre todo cocina". Claudia adelantó que su ilusión es hacer una FP de Auxiliar de Enfermería.

Los docentes, por su parte, elogiaron el programa. Míriam Jiménez, del INS Blanxart, destacó que es una iniciativa valorada en tanto que permite aprender un oficio pero también valores. "Hay una aproximación a una profesión pero también fomentar valores como el trabajo en equipo, el compromiso, la responsabilidad". Lorena Sánchez, del INS Nicolau Copèrnic, incidió en ello pero acabó añadiendo una demanda para el Ayuntamiento. "La oferta es buena pero se podía ampliar y quizás algunos talleres se podían hacer en el propio instituto".

El teniente de alcalde de Desarrollo Económico, Industria y Ocupación, Manuel Giménez, que le siguió en la palabra agradeció la propuesta de la profesora del Nicolau Copèrnic. "Estamos de acuerdo con esta petición. Hay que desarrollar el tema y abordarlo". Giménez felicitó a todos por su esfuerzo e implicación en el programa.

Reflexión sobre la crisis
El político en materia de economía, que se confesó ex alumno del INS Investigador Blanxart, se dirigió a los alumnos para subrayar la importancia que tiene la formación. Y dio un ejemplo muy claro de lo sucedido con la crisis para que chicos y chicas tomaran nota.

Se refirió a que cuando hubo el "boom" inmobiliario muchos alumnos abandonaron las aulas para irse a trabajar y ganar dinero rápido y comprarse un coche potente con un crédito, claro. Recordó que, cuando estalló la crisis y cayó la actividad del ladrillo, estos alumnos se quedaron en la calle y con deudas. Además, arrastraron a sus padres que les habían avalado. "La crisis ha provocado situaciones complicadas y dantescas", señaló.

Giménez quiso aportar una historia que es muy real para que los alumnos reflexionaran sobre la necesidad de aprender. "La formación facilita la vida", sentenció.

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