Para Joaquim Soler, secretario del Gremi de la Fusta, “recuperar la figura del aprendiz es básico para el futuro de este oficio, por eso, valoramos el esfuerzo de estos jóvenes y la labor de sus tutores, que los orientan. Necesitamos a estos jóvenes que empiezan porque son nuestro futuro”. En esta labor, reiteró Soler, es básico el Concurs d’Aprenents que el gremio organiza anualmente con motivo de su patrón, Sant Josep, y que ayer celebró su decimoctava edición. Este año se contó con la asistencia de Alfredo Vega, alcalde de Terrassa, en la clausura del acto, que dijo que concursos como éste “envían un potente mensaje de esperanza y futuro” para aquellos jóvenes que con esfuerzo desean aprender un oficio y para ser profesionales competentes.
Ferran Cabrejas Cabral, de 22 años, y alumno de la Escola del Treball de Barcelona, se proclamó vencedor del certamen, en el que participaron diecisiete aprendices procedentes de cinco centros catalanes. Rubén Bibiano, de 40 años y de la misma escuela, obtuvo el segundo premio, mientras que Óscar Durán, de 28 años, del Institut Escola Industrial de Sabadell, se clasificó tercero. Recibieron 150 euros, 90 y 50 euros, respectivamente, además de un diploma, como el resto de participantes, que también procedían del Institut Vi·la Romana, de la Garriga, Escola Municipal d’Art i Disseny de Terrassa y el Institut Josep Brugulat, de Banyoles.
Un ensamblaje con dibujo
Los aprendices se enfrentaron en esta edición a un trabajo que consistió en realizar un ensamblaje con dibujo, una tarea que requiere el dominio de las técnicas del dibujo y de las herramientas manuales. Durante tres horas desarrollaron la tarea en la Escola Municipal d’Art i Disseny de Terrassa, bajo la atenta mirada del jurado y de sus propios monitores. Una vez finalizado el plazo, el jurado se reunió para deliberar. Para determinar el veredicto, el jurado valoró, entre otros aspectos, cómo encararon el proyecto los alumnos, la forma de marcar la pieza, la elaboración manual, el uso de las herramientas, la precisión y acabado final y la actitud ante la tarea. Joaquim Soler, secretario del gremio, en el acto de entrega de premios, reconoció que la tecnología “ayuda” al oficio a adaptarse a las nuevas demandas, pero que sigue siendo insustituible la parte “manual para, por ejemplo, los ensamblajes, en definitiva, para acabar bien el trabajo, y eso sólo lo puede hacer la mano humana”. En el acto también intervino Ramon Alemany, director de la citada escuela municipal, que defendió el valor de los “trabajos manuales, con materiales nobles e iniciativas de alto valor creativo”.
La cultura del esfuerzo
Pere Solanellas, presidente del Gremi de La Fusta, recordó a estos jóvenes que conforman la futura generación de carpinteros, y que sin ellos, el oficio se acabaría extinguiendo. Para conseguir ser un buen profesional les animó a seguir formándose, a ahondar en la cultura del esfuerzo, el valor del trabajo y también a tener paciencia y perseverar en el proceso de incorporación al mundo del trabajo. “Se empieza cobrando poco y realizando los trabajos peores; pero eso sí, al lado de buenos operarios. Todos pasamos por ahí”, dijo Solanellas.
Alfredo Vega, alcalde de Terrassa, aseguró que con iniciativas como este concurso se “ponen las bases para un sector más preparado”, y exhortó a los alumnos a perseverar en el “esfuerzo” para ser grandes profesionales ante un futuro cambiante, competitivo y complicado. Les recordó el valor del trabajo bien hecho, que “cuida el detalle”, e insistió en la buena actitud como un factor fundamental. En este sentido, el alcalde comentó a los jóvenes (recordando su etapa como docente) que ha visto a numerosas personas, con gran capacidad, y que no las han acabado aprovechando, precisamente, por su indolencia y falta de esfuerzo.