CaixaBank cerró 2018 con un beneficio de 1.985 millones de euros, un 17,8% más que el año anterior, gracias al crecimiento de los ingresos del negocio bancario, la mayor aportación del portugués BPI y la reducción de las dotaciones. La entidad, que recientemente presentó su plan estratégico para el período 2019-2021, vendió en el último año su negocio inmobiliario, alcanzó una participación del 100% en BPI y acordó desprenderse del 9,36% que mantenía en Repsol. En España, el resultado de CaixaBank alcanzó los 1.605 millones, un 6,4% más.
En concreto, los ingresos vinculados a la actividad bancaria, como el margen de intereses, las comisiones o los seguros, aumentaron un 4,2%, hasta los 8.217 millones, mientras que el total de los ingresos lo hizo un 6,6 %, hasta los 8.767 millones, La contribución a resultados del negocio de BPI en Portugal ascendió a 262 millones (104 millones en 2017), pero si se tiene en cuenta la aportación de sus participadas, la contribución total del banco portugués llegó a 380 millones. El margen de intereses del grupo sumó 4.907 millones, un 3,4% más respecto a 2017, y los ingresos por comisiones se situaron en 2.583 millones, un 3,4 % más.
Las comisiones de fondos de inversión, carteras y sicavs aumentaron un 12,6% por el incremento del patrimonio gestionado, mientras que descendieron un 2,2% las comisiones bancarias y de valores. El negocio de las participaciones contribuyó al grupo con un resultado de 54 millones, impactado por el resultado negativo de 453 millones derivado del acuerdo de venta de la participación en Repsol. Afrontar la transformación digital, operar en un entorno de tipos bajos y crecimiento modesto del crédito y "reparar la reputación dañada" son los principales retos que debe afrontar el sector bancario en los próximos años, según el presidente de CaixaBank, Jordi Gual. En la presentación de los resultados del ejercicio 2018, Gual explicó que los bancos han logrado notables logros en los últimos años, tras haber reducido sus activos problemáticos, mejorado la rentabilidad y reforzado la solvencia. Sin embargo, el sector financiero tiene aún grandes retos a gestionar, entre ellos "reparar
la reputación dañada a lo largo de los años de crisis". "Es algo esencial, puesto que el negocio bancario se basa en la confianza de la clientela", remarcó. El presidente de CaixaBank hizo un balance positivo de los últimos cuatro años de actividad del banco, los correspondientes al último plan estratégico, en los que ha reforzado su liderazgo comercial en España y ha alcanzado una rentabilidad que tienen "pocas entidades en Europa".
Ir de menos a más
"Estamos muy orgullosos de lo que hemos logrado, especialmente porque ha sido un entorno difícil, con tipos de interés negativos", apuntó Gual, que recordó que la actividad financiera se ha desarrollado en un contexto de desapalancamiento, con mucha competencia en los mercados, con una regulación que ha ido en aumento y con un elevado nivel de litigiosidad.
El directivo repasó la situación de la economía mundial, europea y española en un entorno marcado por las incertidumbres y los tipos bajos. CaixaBank estima que la economía mundial crecerá un 3,4% en 2019, tras hacerlo un 3,7% en 2018, y apunta que las incertidumbres estarán focalizadas en el brexit, la política fiscal italiana y las tensiones comerciales entre Estado Unidos y China. "Todos esperamos que el crecimiento este año sea un poco inferior al del ejercicio pasado, pero en la medida en que los focos de tensión remitan, será un año en que podremos ir de menos a más, al revés del año pasado".