La violencia machista se manifiesta en todos los ámbitos sociales, y por tanto también en el laboral, fundamentalmente mediante el acoso sexual o por razón de sexo. Según Neus Moreno, de la secretaría general de les Dones i Polítiques de LGTBI de CCOO en Catalunya, las mujeres que trabajan sin contrato sufren más del doble de situaciones de acoso que aquellas que disponen de un contrato temporal y casi el triple respecto a las mujeres cuya relación laboral con la empresa es estable. "La precariedad hace vulnerable a la mujer ante estas situaciones de acoso", manifestó ayer en el marco de la novena edición de la Escola de Gènere Neus Català, que se celebró en Terrassa. Moreno impartió un taller teórico y práctico titulado "Protocols per a la prevenció i abordatge de l’assetjament sexual i per raó de sexe", en el que apuntó que el 5,7% de la mujeres ha sufrido acoso "grave o muy grave" en el trabajo. En el 66,8% de los casos llegó de un superior, en un 33% de compañeros, y en un 8,4% de usuarios, en el caso de que la trabajadora esté de cara al público.
Según datos de Inspecció de Treball, durante 2017 y 2018, un total de 45 mujeres han sufrido acoso sexual en el trabajo (la mayoría denunciados), tres más por razón de sexo y cincos casos de discriminación también por razón de sexo. Esta estadística, tan exigua, viene a confirmar que aún no se "visualizan todos los casos, que conocemos de largo por propia experiencia" y por otras fuentes. Según datos de la encuesta de violencia machista de 2016, el 1,2% de las mujeres sufrieron situación de acoso laboral durante 2015 (un total de 17.903), lo que realmente pone de relieve la "dimensión" del problema. La ponente preguntó a las asistentes al acto (prácticamente todas mujeres) por qué no se denuncia más esta situación y de esa pregunta surgió una lista de argumentos: miedo, doble criminalización, represalias, naturalización (que se haya convertido en algo asumido); que no te crean; que es una cosa suya; desconocimiento del protocolo; y falta de apoyo.
Hacerlos aflorar
"En las empresas con un protocolo potente, es decir, negociado, claro y conocido aumentan el número de casos", dijo Moreno. Y el motivo no es otro que ese protocolo provoca que las mujeres "tengan confianza a la hora de enfrentarse a la situación". Pero se tiene que ir todavía más allá. "En el seno de la empresa se debe hablar, abordar el problema. Si no es así, muchas mujeres no identifican la situación de acoso". En CCOO se tiene constancia de ello por experiencia. "Muchas mujeres tardan mucho en poner palabras a todo lo que están pasando y cuando llegan a CCOO están totalmente destrozas". Por eso valoró en gran medida campañas como "Me Too" y las manifestaciones del 8 de marzo.
La ponente hizo referencia a un trabajo de la Universitat Complutense de Madrid, de 2014, que estudió la percepción de hombres y mujeres sobre el acoso. Ese informe puso de relieve que la mujer se ve como potencial víctima y que el hombre no asume su conducta y se siente víctima de una falsa de denuncia; que el varón vive la Ley de Igualdad realmente como una agresión o que no tiene muy claro que es vivir en su propia persona una situación de este tipo. En este último caso, algunas frases pronunciadas por trabajadores encuestados para este trabajo resultan demostrativas: "Si te acosa una mujer, pues aprovechas la situación" o "lástima, a mí no me ha pasado nunca". Al respecto, Moreno precisó que muchos varones, en el caso de que viviesen una situación de acoso, lo ven como algo favorable y lo comparan con la adulación. "Pero es totalmente contradictorio porque estamos hablando de relaciones no deseadas", precisó. Las mujeres, por su parte, denuncia el "débil apoyo del entorno.
La negociación colectiva
Neus Moreno comentó cómo se aborda en la negociación colectiva la violencia machista. En este sentido, aseguró que los convenios sectoriales se trata el acoso sexual estipulando sanciones para las conductas de este tipo, sin embargo, son muy pocos los que "definen" el concepto. Esta sindicalista recordó que todas las empresas, sea cual sea su tamaño y número de trabajadores, tienen la obligación de poseer un protocolo enfocado "a prevenir" estas situaciones y que incluya herramientas para "abordarlas".