El presidente de Pimec, Josep González, propuso ayer simplificar los trámites que requiere una empresa para reducir su plantilla, además de implantar la modalidad del contrato "fijo discontinuo", para combatir la elevada tasa de temporalidad en España y Catalunya, del 26 y el 22%, respectivamente. Durante la jornada organizada por Pimec "Temporalidad en el punto de mira", González habló a los medios de la necesidad de reducir la temporalidad "excesiva", pero también del "miedo" del empresariado a las contrataciones indefinidas, no tanto por el coste de una posible indemnización, sino por el trámite a realizar en caso de despido.
El empresario explicó que con la reforma laboral se mejoró "un poco" este trámite, ya que se incorporó el concepto de causas objetivas y se redujo el coste del despido. "Pero lo que pasa es que (…) cuando entra a la magistratura hay una gran inseguridad, porque los magistrados hacen una cierta reinterpretación y una reducción de plantilla muy bien justificada se puede transformar en una negación de esta reducción", ha advertido.
A lo largo de la jornada, representantes de varios sectores, como el de la restauración, pusieron sobre la mesa otras posibles soluciones para reducir la temporalidad, como pedir bonificaciones a modo de incentivo cuando hay formación y se pasa de una contratación temporal a una fija.
Las bonificaciones
No obstante, el presidente de Pimec dijo al respecto que "no somos muy partidarios de las bonificaciones. Pensamos que pueden existir en ciertos casos, pero la solución tiene que ser más agilidad de contratación y de despido (…), será más efectivo que no a base de incentivos". El profesor titular de la Universidad Autónoma de Madrid e investigador de Fedea, Marcel Jansen, añadió que las bonificaciones son una forma de "pedir un adelanto del pago del despido", y que con éstas lo que se incentiva son "contratos indefinidos ficticios".
En todo caso, todos los intervinieron en la jornada coincidieron en que la temporalidad laboral debe reducirse, ya que implica "un estado de desánimo del trabajador, una falta de motivación que no es buena ni para él ni para la empresa", explicó González. "Pero tiene más consecuencias, ya que una persona con contrato temporal tiene pocas posibilidades de conseguir una hipoteca, un crédito (…), y eso también afecta al consumo", concluyó. Actualmente, la tasa de temporalidad española es menor que antes de la crisis económica, periodo en el se correspondía con un tercio de los contratos laborales.
Sin embargo, hay muchos más contratos debido, entre otros factores, a la recontratación y a que los contratos de una duración inferior a una semana se han disparado, pasando de 2,7 millones en 2007 a casi 5 millones entre 2015 y 2016, mientras que, por contra, los contratos temporales de más de 3 meses han descendido. Los jóvenes y, sobre todo, los que tienen una baja cualificación, son los que tienen más dificultades para conseguir contratos indefinidos, y la temporalidad es del 59,2% en España, frente al 41% en Europa, entre los jóvenes de hasta 24 años.