Para Elena Massot, consejera delegada del Grup Inmobiliari Vertix, no existe ningún “indicio” de que en el sector inmobiliario catalán y español se estén creando las condiciones para una nueva “burbuja”, ya que tras la crisis se han instaurado medidas restrictivas para el acceso al crédito tanto para el particular como para el promotor. Diez años atrás, sostiene Massot, “no había los controles que hay ahora. Un particular podía financiar al 100×100 dos o tres pisos para especular. Ahora, se exige un 20% de entrada; también el promotor debe aportar capital propio para empezar. La gente, por tanto, se lo piensa más”. Massot participó ayer, en el Hotel Qgat, en la segunda edición del Tribuna Sant Cugat Empresarial, que organiza la patronal Sant Cugat Empresarial. Los tres participantes en el foro fueron contundentes a la hora de negar una posible burbuja, como la que España vivió hace una década. Si cabe, fue el director de Promoción y Desarrollo de Solvia, Francisco Javier Pérez, el más rotundo. “Debería haber una financiación excesiva y muchas promociones, pero esto no se está dando. Las producciones de vivienda nueva en Catalunya son muy pequeñas. No hay burbuja”. El acto, que fue presentado por el periodista Jofre Llompart, también contó con la participación de Oriol Barrachina, CEO de Cushman&Wakefield en España, centrada en el sector de oficinas y logística. Barrachina tampoco otea burbuja en el horizonte. “En nuestro sector llevamos tres años de crecimiento pero no hemos llegado a los máximos de 2007”, aseguró.
Panorama diferente
Entonces, ¿por qué los precios suben a un ritmo mayor que la compraventa?. “La oferta está concentrada y e intenta dar respuesta a la demanda como puede. Pero como hay pocas ofertas, esta situación tensa los precios”, aclaró Elena Masot. Para Francisco Pérez, de Solvia, el sector está cogiendo una velocidad de crucero. Así, las compraventas crecieron en Catalunya un 13,6% en 2017, y un 14,7% en España. En el último trimestre se registró cierta desaceleración en la comunidad catalana. Sin embargo, ninguno de los ponentes lo achacó a la crisis política e institucional que vive Catalunya. “La incidencia es cero, tenemos un público muy local y no nos ha afectado”, aseguró Elena Masot. Oriol Barrachina rechazó una afectación directa en las ventas, más allá del ambiente “enrarecido” que como ciudadanos ha vivido en los últimos meses en Catalunya. Massot fue más allá y aseguró que esas cifras macroeconómicas, que revelan el buen momento del sector, no hacen otra cosa que reflejar “lo que está pasando en las oficinas de venta”.
Optimismo de cara al futuro
El futuro se ve con optimismo. El PIB catalán creció un 3,4% en 2017 y el español lo hizo un 3,1%, mientras que el sector de la construcción avanzó un 5,3%. “Cayó mucho la construcción; por eso mismo, tiene mucho camino por recorrer”, comentó Massot, que añadió que la ciudadanía vuelve a tener “confianza en el sector, algo que no pasaba desde los años 2011-2012”. Francisco Pérez, al respecto, sostiene que el sector aún no se ha “normalizado” porque la “producción de vivienda nueva sigue siendo un mercado pequeño”. Además, cuando la inversión pública se reanime, el sector “lo notará muchísimo”. En cualquier caso, añadió Massot, el crecimiento de la construcción en Catalunya no es “homogénea en todo el territorio”, por lo que existen numerosos municipios que no se han recuperado “ni en promociones ni en precio”. Eso contrasta con otras situaciones, como la que vive Barcelona capital, donde el producto nuevo escasea, suben los precios y parte de los compradores se ven expulsados fuera de la ciudad. En el sector de oficinas, comentó Barrachina, existen promociones provenientes de la época precrisis que están obsoletas, y no tienen otro destino que la “rehabilitación o el cambio de usos”.
Tras la crisis, el sector emerge con una nueva configuración. El 75% de inmobiliarias perecieron durante los años más duros de la recesión. Ahora, junto a las constructoras pequeñas y medianas, que aún atesoran la mayor parte de la actividad y que se centran en promociones pequeñas, aparecen nuevos actores en la franja “alta del mercado”. De la crisis permanecen las “services”, es decir, empresas de bancos que poseen activos inmobiliarios, aunque en los últimos meses se han producido algunas retiradas sonadas en este segmento. Y destaca la irrupción de los todopoderosos fondos de inversión, cuyo aterrizaje irá progresivamente aumentando, según Francisco Pérez. Al acto, que reunió a 200 empresarios, asistió la alcaldesa, Mercè Conesa, y Joan Franquesa, presidente de Sant Cugat Empresarial.