“Empresas como Microsoft, Appel o Ford no existirían en España porque todos sus fundadores tienen, con anterioridad, proyectos fracasados”. La diferencia entre EEUU y España es que los estadounidenses fueron pioneros, en 1898, en instaurar la Ley de Segunda Oportunidad, mientras que en España se hizo hace apenas dos años, y de manera muy restrictiva. “Tenemos que hacer un cambio cultural. Una persona no puede estar condenada de por vida por sus deudas porque lo único que se consigue es mantenerla hundida, y no se recupera a un miembro que puede ser productivo para la sociedad”. Así lo comentó José M. Torres, presidente ejecutivo de Numitec, responsable de la comisión de Segona Oportunidad de la patronal Pimec y patrón de la Fundació Pimec, que el pasado jueves organizó una jornada sobre este tema en el Vapor Universitari de Terrassa. Francesc-Xavier Rafí Roig, letrado de la Administración de Justicia en el juzgado mercantil número 9 de Barcelona, recordó a continuación que a los beneficiarios de esa Ley “no se les puede exigir sus deudas pero esto no quiere decir que las deudas hayan desaparecido. Si por ejemplo, tienen fiadores, se les exigirá a ellos”, aclaró.
Acceder al procedimiento, según este experto, es relativamente fácil. Hay que cumplir una serie de condiciones como que el concurso de la empresa no haya sido “culpable” (condición que se da en el 97% de los casos), que el afectado no haya sido condenado en firme por un delito económico, que el pasivo no supere los cinco millones de euros y que haya intentando un acuerdo extrajudical para pagar sus deudas.
Dos caminos
A partir de ahí, si se cumplen esos requisitos, hay dos caminos para obtener el beneficio de exoneración del pasivo insatisfecho (Bepi). El primero es por medio del pago; de los créditos contra la masa, el 50% de los privilegiados y el 25% de los ordinarios. Otro camino, al que se ven abocados los que no poseen liquidez para hacer frente al primero, es pactar un plan de pagos a cinco años. Estas opciones, añadió Sònia Alonso, abogada del departamento técnico de Pimec, dan la posibilidad al deudor de “encarrilar su vida sin haber de afrontar una losa de deuda que nunca podrá satisfacer”.Sin embargo, la ley es muy mejorable, dijo Torres, que criticó su carácter restrictivo. “El 50% de empresas que abren en la UE no duran cinco años”, apuntó.
Además, beneficia, paradójicamente, a aquellos que poseen más recursos (para afrontar, por ejemplo, la vía del sistema de pago) y penaliza a los económicamente más desfavorecidos. En este sentido, Borja Pardo, administrador y mediador concursal, aseguró que la actual Ley “es mala y criticable pero es lo que tenemos, y en la práctica está funcionando”. Rafí, por su parte, quiso deshacer algunos mitos, como que el empresario debe liquidar siempre su patrimonio, “Es cierto que es así en la inmensa mayoría de los casos, pero no siempre”. Por ejemplo, puede quedar al margen la vivienda habitual. También remarcó que no todo el mundo tiene derecho al Bepi pero sí una “gran parte de los empresarios”. Pardo añadió que lo más complicado es la exoneración de crédito público (Hacienda, Seguridad Social) aunque es posible conseguirlo en parte. Abrió la jornada
Josep Maria Catalán, presidente de Pimec Vallès Occidental, que remarcó que la Ley de Segunda Oportunidad es todavía poco conocida en España. En la apertura estuvo presente Alfredo Vega, alcalde de Terrassa. Vega aseguró que se “se aprende más de una buena gestión del error, que no del éxito porque no somos tan críticos”. La jornada concluyó con la experiencia de dos empresarios que tuvieron su segunda oportunidad. Fueron Ramon Pons, ceo de l’Hort del Silenci, y Edu Sentis, Ceo de Urbikes. Pons criticó que en España el fracaso aún no se vea como un aprendizaje y aseguró que, para volver a empezar, es necesario sobre todo “ser muy coherente con uno mismo” y saber pedir “ayuda” y asesoramiento en su momento.