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Las empresas deben huir de la “fama” en la red para centrarse en la rentabilidad

La buena estrategia de marketing no debe perseguir que una empresa sea “famosa” o “popular”, algo que se podría considerar incluso como un daño “colateral”, sino que tiene que centrarse en la “rentabilidad de la inversión realizada y también en el retorno que recibe de la emoción”. Para Txell Costa, autora del “best seller” Working Happy y fundadora y directora general de Txell Costa Group, las empresas en el mundo digital “tal vez, nos fijamos en el indicador equivocado. Es decir, igual tenemos muchos seguidores en algunas redes pero realmente no sabemos cuántos de ellos son clientes o cuántos son potenciales clientes”. Así lo expresó en una sesión informativa que el Club Cecot de Màrqueting i Vendes organizó ayer en la sede de la patronal con la asistencia de Valentí Clotet, director nacional de ventas de la compañía Danone, que es el nuevo director del citado club en sustitución de Joan Carles San José.

Costa centró la sesión en exponer estrategias de marketing en momentos de inestabilidad e incertidumbre como los actuales, y para ello hizo un repaso de modelos de marketing y de comunicación hacia fuera, es decir, de cara al cliente, y también hacia el interior de la propia organización empresarial en la gestión de equipos. De cara al exterior, según Txell Costa, las estrategias se centran en exceso en captar al cliente pero luego “cuando lo tenemos, en muchas ocasiones, no somos capaces de mantener ese enamoramiento. Hemos de pensar cómo hacer para que el cliente venga más frecuentemente o gaste más, no sólo en captarlo, sino en fidelizarlo para toda la vida”. Porque, según Txell Costa, “captar un cliente nuevo cuenta seis veces más que mantenerlo”.

Cambio de chip
A nivel interno, esta periodista, experta en marketing y marca personal, recomienda mucha transparencia y cohesión de los equipos gracias a la inteligencia emocional y de ser capaces de decir “hasta aquí hemos llegado o basta cuando algo no funciona”. Porque los nuevos profesionales, muchos de ellos “millennials”, llegan con otra mentalidad. “Los equipos que vienen son muy flexibles y escalables en función del momento de la empresa. Todo evoluciona muy rápidamente y no hay tanto apego a la empresa, a los productos o servicios. La gente se lo quiere pasar bien trabajando”, explica. Y en esto puso el ejemplo de una empresa que subió el sueldo a sus empleados y, paradójicamente, la productividad sigó cayendo. El problema, de fondo, no era de emolumentos sino de una mala relación de la plantilla con sus superiores. Txell Costa en su libro Working Happy incluye casos prácticos, una auténtica caja de herramientas para crear la mejor empresa del mundo: la de cada uno.

“La mía es la mejor porque está la gente que yo quiero que esté. No me he fijado en los curríoculums, sólo en el talento de las personas”. Txell Costa es toda una revolucionaria en relaciones laborales. “Todo cambió con la crisis y se demostró que lo que hacíamos no salía a cuenta. España es el país del mundo donde más horas se trabaja… y donde más paro hay, por lo tanto, el sistema no funciona. Por eso es necesario cambiar y hacerlo para que nos sintamos realizados”. La respuesta es la productividad, más que la permanencia. “En los trabajos creativos, como es el mío, los horarios no funcionan. De hecho no tenemos horarios. La empresa perfecta es aquella que hace felices a sus clientes y a sus trabajadores. No hay nada mejor que sentirse útil, porque tiene un retorno económico y emocional”, dice Costa.

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