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Amat: “El 30% de las empresas maquillan sus cuentas”

Alrededor de un 40% de las empresas alteran sus cuentas. Lo sostiene el catedrático y codirector del Máster en Dirección Financiera y Contable de la UPF Barcelona School of Management, Oriol Amat, en su último libro "Empresas que mienten". De ese 40%, un 10% alteran sus cuentas de manera "fraudulenta y el 30% restante lo hace legalmente maquillándolas. En cualquier caso, es un asunto muy relevante". Así lo explicó Amat ayer durante una conferencia que ofreció en la sede de la Cecot organizada por el Club Financer&Fiscal. La obra de Amat describe la naturaleza del engaño contable y busca dar al lector las herramientas necesarias para identificar a las empresas que están leyendo la legislación de forma interesada, maniobra que se conoce como "maquillaje contable" y que emplean una de cada cuatro empresas en el mundo.

"Para tomar decisiones de tipo financiero, como puede ser la compra de acciones, la solicitud de un préstamo o la evaluación de una inversión, es imprescindible tener toda la información financiera de las empresas", argumenta Amat. Decisiones en materia de marketing electrónico, recursos humanos y tecnología también pueden verse afectadas cuando se conoce esa parte al detalle. "Por ello es básico que las cuentas sean fiables, ya que, si no, se pueden tomar decisiones erróneas por no evaluar correctamente la situación en la que se encuentra la compañía", añade.

En el libro, Amat destaca que los engaños contables cuestan mucho dinero a los perjudicados y pueden causar la desaparición de la empresa y la pérdida de muchos puestos de trabajo. Según explicó Amat, el fraude contable puede venir por la manipulación, falsificación o alteración de registros contables; la representación interesada u omisión de hechos significativos o la aplicación intencionada errónea de principios contables. El 42% de los fraudes se descubre por delación, por lo que Amat insistió en la necesidad de que en las empresas hayan canales secretos de comunicación (como un simple buzón); el 25% por casualidad; el 16% por controles de empresa; un 14% por auditoría interna y un 3% por auditoría externa. Para entender esas mentiras es útil la denominada "puerta del fraude" que se basa en cuatro ejes que pueden acabar dando la señal de alerta sobre si en una empresa hay una probabilidad elevada de engaño. Son la motivación, como la necesidad que incentiva el interés a defraudar. Sucede, por ejemplo, cuando se reducen los beneficios y se quiere ocultar este deterioro; la oportunidad, como la situación que permite defraudar con un nivel de riesgo bajo; la racionalización, ya que la mayoría de fraudes son cometidos por personas normales que no se ven a sí mismas como criminales; y el perfil de las personas, como la capacidad, en tanto que aptitudes del defraudador, y la arrogancia.

Stock y clientes
En cualquier caso las cuentas manipuladas, dijo Amat en Cecot, dejan "indicios" que pueden acabar destapando el fraude o el maquillaje legal. "Cuando, por ejemplo, los gastos en auditores son muy pequeños respecto a los competidores" o "cuando el stock o los clientes crecen más que las ventas", puso como ejemplo. Otro indicador de que las cosas se han alterado pueden ser las amortizaciones. "Cuando el resultado es pequeño se amortiza poco". Eso se puede detectar cuando una empresa recorta notablemente "las amortizaciones de un año a otro". En esta misma línea, aseguro que la caja de una empresa es poco "manipulable". Todo lo contrario pasa con los beneficios, que no dejan de ser "una suma de opiniones" (si se amortiza más o menos, si se imputan o no ciertos gastos, etcétera).

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