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La industria local creativa y cultural es “sólida” aunque poco colaborativa

El grupo de trabajo formado por empresas del sector creativo de la demarcación de Terrassa, promovido por la Cambra de Comerç, Indústria i Serveis de Terrassa en el marco del proyecto europeo Chimera, ha iniciado un plan de acción orientado a mejorar la competitividad de la industria creativa y cultural. La iniciativa se enmarca en el marco del segundo encuentro de este grupo, celebrado recientemente, y surge después de valorar los resultados de un estudio sobre la situación actual del sector.

Así, un total de veinte representantes del sector audiovisual, editorial, publicidad, videojuegos, diseño (de moda, interiores, gráfico, arquitectura y diseño de producto), fabricación de objetos de diseño, así como universidades, centros de formación profesional, colegios profesionales y ayuntamientos forman parte del grupo de trabajo constituido para debatir los retos que el sector afronta en el futuro y analizar las oportunidades de desarrollo y crecimiento en el marco del proyecto europeo de cooperación Chimera. Del estudio sobre la situación actual del sector creativo y cultural desde la perspectiva local destaca el carácter “dinámico del sector, la elevada calidad de los profesionales (con alta preparación técnica, creatividad y espíritu emprendedor), la existencia de escuelas y programas de formación especializados de gran calidad y con gran demanda, reforzado por la existencia de clusters regionales que reúnen industria, formación e investigación”, dice la Cambra en una nota. También resalta la “capacidad del sector de incorporar las innovaciones tecnológicas y digitales, acompañado de una buena reputación en el exterior de la marca Barcelona y Catalunya”.

Oportunidades
Estos atributos permiten al sector afrontar con optimismo las oportunidades del entorno condicionadas, sobre todo, por la evolución de la tecnología y la industria 4.0, la aparición de nuevas oportunidades de negocio y nuevas fórmulas de distribución y el crecimiento de la demanda de contenidos digitales, entre otros.

Al mismo tiempo, el estudio constata que se produce una escasa cooperación sectorial e intersectorial así como una falta de “aprovechamiento de las sinergías a pesar de la existencia de iniciativas de colaboración, así como un déficit de coordinación entre organizaciones públicas y privadas en el ámbito de la promoción de la industria creativa y cultural a la hora de impulsar e implementar iniciativas”. Se trata de una situación que se refleja en el resto de países que forman parte del proyecto Chimera.

Las empresas del sector son mayoritariamente de pequeña dimensión y en su mayoría manifiestan dificultades en el ámbito de la financiación y el acceso a las ayudas públicas, así como complicaciones en la salida a mercados internacionales, a pesar de su alta capacidad competitiva. También encuentran obstáculos para encontrar canales eficientes de comercialización y de promoción internacional. En este sentido, el grupo de trabajo considera que la “salida a los mercados internacionales debe ser el resultado de un proceso estratégico que se debería realizar de forma planificada y con el apoyo de entidades especializadas y, al mismo tiempo, aboga por la definición de un plan de acción que permita incorporar herramientas de marketing digital para la promoción del sector”.

También se ha observado la necesidad de diseñar un plan específico de formación orientado a dar respuesta a las cambiantes demandas empresariales que, junto con la alta calificación que experimentan los profesionales del sector, contribuiría a afrontar la gran competencia global. En este sentido, los representantes del sector ponen en valor la formación Profesional Dual como una vía para favorecer la formación de nuevos profesionales y la retención del talento.

El estudio constata que este colectivo debe afrontar una situación del entorno que se caracteriza por una infravaloración de la cultura local y, desde la percepción del consumidor, especialmente a lo que responde a un perfil de ” low cost”, una baja valoración por el trabajo creativo, además de un entorno desfavorable desde la perspectiva legal, con la ley del mecenazgo y la alteración de los derechos de propiedad intelectual en un contexto en el que predomina la piratería y la falta de cultura de pago.

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