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La UE apuesta por la economía circular para salvar al Continente del “precipicio”

La Unión Europea (UE) ha optado por favorecer el crecimiento futuro mediante la economía circular, sin embargo, el camino por recorrer es extenso y apenas se ha iniciado. Para empezar, el concepto es todavía escasamente conocido y se aventura "complejo" un cambio que supone la transformación no sólo del modelo industrial (hacia otro basado en la colaboración), sino de todo el ecosistema productivo, económico y social. Pero no hay otra alternativa. "Es la economía circular o el precipicio", aseguró Ferran Tarradellas, director de la Representación de la Comisión Europea (CE) en Barcelona.

Y lo hizo en el marco de la mesa redonda "Cap a l’economia circular europea", que organizó el Ayuntamiento de Terrassa (área de relaciones internacionales), y en la que también participaron Frederic López Palau, asistente del euro parlamentario Francesc Gambús y miembro de la comisión de Medio Ambiente (Envi), y Arnau Queralt, director del Consell Assessor per al Desenvolupament Sostenible de Catalunya (Cads). Moderó el debate Pedro Millán, director de Diari de Terrassa. "Estamos agotando el concepto de la economía lineal, es decir, obtener materias primas y elaborar con ellas productos, y también servicios, que una vez utilizados, los lanzamos. Estos es insostenible y nos lleva al precipicio", dijo Tarradellas, que abrió el debate, tras la presentación que hizo del acto Miquel Sàmper, teniente de alcalde de Desenvolupament Econòmic. Por el contrario, la economía circular plantea convertir aquello que desechamos en nuevos recursos.

Una sociedad diferente
Se trata, de hecho, de una nueva manera de entender la sociedad como empresas, consumidores y administraciones. En este sentido, la Unión Europea apuesta por aplicar medidas que permitan la transición hacia este modelo y que van desde el diseño y la producción hasta la gestión de residuos.

"Se trata-añadió Tarradellas- de cerrar el círculo de los producto generando, a partir de ellos, nuevas materias primas y devolverlos al mercado". Según el representante de la Comisión Europea, la economía circular es, además, una gran herramienta para luchar contra el cambio climático, resolver el gravísimo problema de los residuos, ya que "tenemos los vertederos llenos" y dar una alternativa a la escasez de materias primas. Y la implantación del nuevo modelo, de hecho, se debe hacer de manera urgente, ya que el planeta da signos claros de agotamiento. "Enero de 2016 registró la temperatura más alta desde que se tiene registro desde 1880", lo que deja pruebas innegables, como otras tantas, del cambio climático. Una economía basada en el aprovechamiento de los recursos comunes tiene que sentar, asimismo, las bases de una socioedad más responsable socialmente. "La mitad de los alimentos producidos en la Unión Europea se acaban tirando". Y también más respetuosa con el medio.

Para Frederic López Palau, la economía circular simboliza la "revolución industrial que queremos hacer en el siglo XXI; un cambio de paradigma desde de la economía lineal o otra sostenible, limpia y competitiva". Y no se trata sólo de una cuestión medioambiental o de mejora de la eficiencia de las empresas, sino también laboral. El actual modelo lineal, añadió López Palau, relaciona directamente "la disminución de los costes laborales al aumento de la productividad", dejando al lado numerosos factores competitivos, en la disminución de costes, que le proporcionaría la nueva economía circular. "El 14% de los trabajadores asalariados en España están por debajo del lindar de la pobreza", recordó.

Este experto reconoció las dificultades existentes para su implantación, al margen de la falta de conocimiento del concepto y de los beneficios que reporta. "Las empresas tienen que realizar una inversión inicial, apostar por una formación específica y superar la incertidumbre de que el consumidor valore el producto" por su producción "sostenible" y circular. En este último aspecto vuelve a aparecer el valor de la información. Si hoy en día los consumidores valoran que un electrodoméstico sea energéticamente eficiente, lo que se distingue por las etiquetas que informa de ello. Lo mismo puede ocurrir, en un futuro, con los productos procedentes de la economía circular.

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