La empresa Rubí Industria de Cremalleras (antigua Cremalleras Rubí) superó a finales de 2016 el concurso de acreedores y ha relanzado su actividad, tras una inyección de capital de 1,2 millones de euros por parte de los fondos IRG Capital Partners y Tenaci Partners, y otra de 600.000 euros por parte de la Generalitat a través de Avançsa. Ana María Martínez, alcaldesa de Rubí, Rafael Güeto, concejal de Desarrollo Económico Local, y Jordi Baiget, conseller de Empresa i Coneixement, visitaron la empresa para conocer de primera mano esta nueva etapa de la firma rubinense.
Durante la reunión, la actual dirección de la compañía les presentó su plan de negocio que, entre otros, prevé mejorar la formación de la plantilla. "Estamos muy satisfechos de comprobar que, tras años de dificultades, esta empresa tan arraigada en la ciudad tiene un proyecto de futuro, industrial y que da garantía de continuidad a la actividad y a los puestos de trabajo", explicó la alcaldesa.
Los nuevos propietarios de la firma, que cuenta con cerca de noventa años de historia, están implementando un programa de mejora de la competitividad que debe conseguir convertir Rubí Industria de Cremalleras en un proveedor mundial de altas prestaciones. Actualmente, la empresa fabrica veinticinco millones de cremalleras anuales en una planta de dieciséis mil metros cuadrados, en la que trabajan 125 empleados (incluidos los 110 de la antigua Cremalleras Rubí) que fueron contratados por los nuevos propietarios tal como se comprometieron a hacer en la oferta de adquisición de la compañía. Un 40% de sus productos se comercializan en España, mientras que el 60% restante se exporta a varios países, sobre todo a Francia e Italia.
Un acuerdo salvador
Para el concejal del Área de Desarrollo Económico Local, Rafael Güeto, "el hecho de que la antigua Cremalleras Rubí haya encontrado nuevos inversores que dan un nuevo impulso empresarial a la compañía es una buena muestra de la potencialidad industrial de Rubí. Tenemos la segunda concentración industrial de Catalunya".
Cremalleras Rubí abrió sus puertas en 1926 y a principios del año 2016 la empresa entró en fase de liquidación dentro del marco del concurso de acreedores. Los fondos IRG y Tenaci, con la colaboración de Avançsa, decidieron intervenir para garantizar la continuidad de la actividad sin interrupción, asumiendo los 110 trabajadores, la maquinaria, instalaciones y stock, así como el uso de la planta productiva en régimen de alquiler a las entidades financieras propietarias del inmueble mediante un contrato a largo plazo.