Eusebi Cima ha dejado esta semana la presidencia del centro tecnológico Leitat después de casi tres décadas en el cargo. Impulsor de la gran transformación de Cecot, de la que estuvo al frente entre 1988 y 2005, ha ocupado altos cargos de responsabilidad en el mundo empresarial y patronal y en la sanidad, donde continúa siendo presidente del Consorci Sanitari de Terrassa. Asegura que, sus 72 años, seguirá al servicio de la ciudad aunque de manera puntual, ya que considera que ha cerrado una etapa de su vida. Recientemente, recibió la Medalla President Macià al mérito al trabajo de la Generalitat.
¿La negociación con la Generalitat para que el Leitat no acabase engullido por Eurecat ha sido una de las más difíciles que ha tenido que abordar?
Era un asunto complejo de negociar, sin duda, ya que significaba un cambio total de modelo y políticas de innovación, lo que comportaba hacer una serie de adaptaciones y no era fácil.
¿Qué cambia el acuerdo?
Este acuerdo no cambia el modelo interno del Leitat, que sigue igual. Hasta ahora, cada centro poseía su propio plan estratégico, su propia dirección comercial y, por decirlo así, cada uno montaba sus propias estrategias. Ahora, existen dos centros, Leitat y Eurecat, con un acuerdo de vinculación permanente, que deberán seguir las políticas de la dirección general de Indústria y trabajar de forma coordinada.
El acuerdo ha llegado con el cambio de conseller de Empresa. ¿Ha influido?
Evidentemente, la política del anterior conseller, Felip Puig, implicaba la desaparición del Acondicionamiento Terrassense al fusionarse con Eurecat. De esta manera, perdíamos más de cien años de historia, capital humano y una entidad que nació del empresariado terrassense y que es un orgullo para la ciudad. En ese momento, propusimos fórmulas alternativas, que ni se consideraron. Con el cambio de conseller, hemos alcanzado un acuerdo que favorece a todos. El modelo implantado implica que nosotros, de hecho, nos adaptamos y conservamos la identidad, por un lado, mientras que para Eurecat se acaba la dualidad, ya que trabajaremos de la mano para dar el mejor servicio a todas las empresas de Catalunya.
Pero a la larga existirán órganos de gobernanza conjuntos en Leitat y Eurecat. ¿No se podrá hablar entonces de fusión?
Que la tendencia pase por igualar las políticas de gobernanza es bueno. Eso sí, mientras ambos centros conserven su identidad. La existencia de dos centros (con estrictas cláusulas de confidencialidad) permite trabajar más cómodamente para distintas empresas del mismo sector que compiten entre sí, y la coordinación de políticas, planes estratégicos, y actuaciones conjuntas con las empresas, de hecho, ya suponen una fusión “de facto”
¿Qué importancia tiene el Leitat para las empresas? ¿El terrassense de a pie conoce su función?
Tiene una importancia vital, que creo que se conoce suficientemente. Proporcionamos I+D a las empresas, por lo tanto, trabajamos conjuntamente con ellas para que innoven sus productos, que es lo que realmente mueve la economía. O tienes un producto innovador o acabas saliendo del mercado. Además, no todas las empresas pueden tener departamento de I+D y ahí jugamos también nuestro papel. Creo que nos hemos convertido en un actor principal, importante y necesario para el desarrollo empresarial en Catalunya.
¿Qué peso tiene el Leitat a nivel español?
Hace sólo un año y medio, el Leitat suponía, por tamaño, el cuarenta por ciento de los centros tecnológicos catalanes; los otros cinco sumados eran el sesenta por ciento restante. Éramos líderes absolutos en innovación. A nivel Español, es difícil evaluar nuestra posición porque hay diferentes sistemas de innovación y centros de mucha envergadura. Pero hay un dato esclarecedor. Somos el cuarto centro tecnológico del Estado en recepción de fondos de la Unión Europea, y sólo nos superan el Centro de Investigación Superiores Científicas (CSIC), la Universidad Carlos III y Tecnalia. Eso tiene una gran significación e importancia. En cualquier caso, nuestro mercado está muy centrado en Catalunya.
¿De qué proyectos se siente más orgulloso?
Existe una política de confidencialidad en muchas de las cosas que hacemos. Pero, por ejemplo, nos sentimos orgullosos de que multinacionales extranjeras nos hayan cedido parte de su I+D, que lo desarrollamos desde Terrassa. Es el caso de Henkel: realizamos I+D a nivel de todo el mundo en nuestras instalaciones. También hay otros casos de multinacionales alemanas.
¿Cuál fue la clave de la gran transformación de Leitat?
Fue cuando tomamos la decisión de que el Acondicionamiento dejaría ser un laboratorio de análisis y ensayos textiles para convertirse en un centro tecnológico. Estaba en una situación prácticamente para cerrarlo porque el textil había caído mucho y el trabajo no justificaba la continuidad del laboratorio. Mientras eso ocurría, la Generalitat publicó el decreto referente a nuevos centros tecnológicos, y una vez transformado el Leitat y abierto a la industria en general, empezamos a remontar y crecer.
¿Realmente cómo está la innovación en Catalunya?
Puedo decir que me gustaría, y siendo políticamente correcto, que sobre todo las pymes catalanas tuviesen más interés por la innovación. También me gustaría hacer más políticas de escalas con los centros Cercas de las universidades. Para que las estrategias de trabajo y la transferencia tecnológica tuvieran efectos más prácticos.
¿Por qué no sigue al frente?
Mi intención era dejar la presidencia antes pero nos encontrábamos con todo el proceso de fusión que afectaba directamente al Leitat. Y dije a la junta el pasado diciembre que cuando estuviera este asunto arreglado, sería el momento.
¿Le hubiese gustado ser presidente de Foment del Treball?
Nunca me he planteado ser presidente de Foment del Treball. Empecé en Cecot, que es una patronal básicamente de pymes, seguí como presidente de Fepime en Barcelona y la vicepresidencia de Foment del Treball. Luego alcance la vicepresidencia de Cepyme en Madrid. Por tanto, mi contribución al mundo patronal ha estado siempre dentro del sector de las pequeñas y medianas empresas.
¿Con qué sensación se va?
Me he movido básicamente por dos sectores con cargos de responsabilidad, en el mundo de la empresa y patronal, y en el de la sanidad. En todos, me siento muy orgulloso de lo que he podido aportar. He hecho lo que he hecho y no me he planteado otras posibilidades. En todos los puestos que he ocupado me he sentido bien y feliz y he aportado lo que he podido.
Cecot es la patronal más moderna y avanzada de Catalunya, y todo empezó bajo su presidencia. ¿Dónde está el secreto?
No es una labor individual de la presidencia, sino de todo un equipo liderado por el todavía secretario general, David Garrofé. Ha sido un proceso de quince años, un ascenso escalonado gracias a las buenas estrategias que se marcaron, políticas acertadas y una dirección extraordinaria.
¿Qué le parece que Antoni Abad, presidente de Cecot, quiera presidir Foment del Treball?
Está en su derecho de hacerlo. Además no tiene que extrañar nada que el máximo responsable de una patronal tan representativa y con tanto peso como Cecot promueva a su presidente para dirigir todas las patronales de Catalunya.
Pero ese anuncio se produce en un momento de gran tensión, con la amenaza de Foment de expulsar a Cecot por su expansión territorial en Catalunya. ¿Cómo acabará este conflicto?
Espero que acabe bien y que no haya ningún tipo de ruptura. Cecot es muy importante dentro de Foment. Es decir, Foment no puede prescindir de Cecot, ni Cecot de Foment.
La frustrada fusión de Pimec y Fepime, cuando usted presidía ésta última, ¿ha sido uno de los tragos más amargos de su carrera?
Me supo realmente mal no lograr este acuerdo. Pero hay que tener clara un cosa. Mientras la situación sea la actual, las grandes leyes que afectan a las pymes se deciden en Madrid porque Catalunya no tiene suficientes competencias. Por tanto, el conducto oficial y válido para cambiar normas que afectan a la pequeña y mediana empresa son la Cepyme y la patronal Ceoe.
¿La recuperación se va a frenar?
Sólo dos meses atrás hubiese dicho que la recuperación se estaba consolidando aunque también hay que tener en cuenta que la hemos logrado con precios bajos del petróleo y mucha tranquilidad política. Actualmente, parece que se ha girado un poco la situación. Han aparecido nuevos factores que no dependen de nosotros. Tenemos al presidente Trump en Estados Unidos, que no sabremos qué hará mañana, el impacto que puede tener el “Brexit”, el creciente protagonismo de Rusia en la escena internacional o las guerras a nivel mundial. Todo esto puede afectar de caro al año que viene. Este año creo que puede alcanzarse el 2,5 por ciento de crecimiento en el Estado español, pero el año próximo es realmente una incógnita.