En el contexto actual de contracción de las economías comarcales y de globalización de la economía, la rivalidad entre los territorios para la atracción de inversiones privadas, de fondos públicos, de turistas o de actividades de renombre, se agudiza con el objetivo de incrementar sus recursos que a medio y largo plazo generen economías externas de escala y de alcance para sus empresas y sectores más relevantes, dice el estudio que presentó ayer la patronal Adepg. Así, los territorios compiten por las inversiones que propicien su crecimiento económico, que generen empleo o que favorezcan la producción. En este marco, los determinantes de la competitividad territorial son las condiciones o entorno que ofrecen los territorios (en este caso delimitados por las comarcas) para la eficiencia microeconómica de las unidades productivas. Son ventajas que no se generan dentro de la empresa y las condiciones de su entorno más inmediato son lo que se denominan economías externas. En base a estas externalidades, las ventajas competitivas que ofrecen los territorios se pueden agrupar en tres grandes ejes: condiciones de la demanda, factores de producción y ventajas distributivas. El estudio de Adepg analiza las 42 comarcas catalanas a partir de 45 indicadores diferentes, que ha sido agrupados en diez ideas clave. Las dos primeras están centradas en la sostenibilidad del modelo de desarrollo de los territorios y las otras ocho en las condiciones de competitividad de cada uno de los territorios.