Segismundo, empresario terrassense, copropietario del grupo Dimasa, murió asesinado el viernes de la semana pasada en México, donde un delincuente lo abatió a tiros para robarle un maletín con dinero.
Ayer, a las once, se celebró su entierro en el cementerio de la ciudad, de su ciudad, a la que el fallecido estuvo ligado durante toda su vida y a la que regresaba cuando podía si sus obligaciones al frente de Dimamex, la filial mexicana de Dimasa, se lo permitían. Segismundo, de 50 años, se había trasladado a México en el 2011 para hacerse cargo de esa firma, un paso más en la expansión de un grupo dedicado a la fabricación de poliéster y al tratamiento de aguas residuales, la potabilización y el biogás.
Segis, como lo conocían muchos de sus allegados, tenía previsto volver a vivir en Terrassa en breve. Meses atrás se casó con una mexicana. Residía en el estado de Puebla. El 12 de enero llegaba a casa con su esposa. Eran las cuatro de la tarde cuando su coche franqueó la puerta de la finca. El portón se atascó y la mujer se apeó para comprobar qué pasaba. Oyó la detonación y vio correr a un tipo. Su marido pedía ayuda. Poco después falleció, allí mismo. El asesino le había arrebatado un maletín con dinero que el finado portaba para pagar los sueldos a sus empleados.