Otra vez, y van una docena en unos quince años, dicen los responsables de la perfumería. Sí, la perfumería Júlia, la situada en la esquina de la calle Major con la de la Unió, en el Centre. Sí, de nuevo asaltada. Un grupo de encapuchados irrumpió ayer de madrugada en el comercio estrellando un coche contra un escaparate. Entraron tres delincuentes. Un cuarto, al parecer, esperaba en el vehículo, un Seat León. La banda desvalijó la tienda.
No dieron el golpe a tontas y a locas. Se las sabían todas. Seguramente son los mismos, los que antes habían allanado esa tienda y otras con el método del “alunizaje”; son peritos en el expeditivo procedimiento de empotrar vehículos contra las lunas de los establecimientos para abrir boquetes a las bravas, entrar, saquear los locales y emprender la huida a escape en la noche. Nada, unos pocos minutos, un tiempo de acción que también tienen calculado para sus zarpazos.
Llegaron ayer a la calle Major desde la del Forn, y en la intersección el coche, el Seat León, tomó empuje. El diestro conductor colocó el turismo en posición, lo cuadró para que en el acelerón pasase por el justo espacio existente entre una farola y un árbol. Esta vez tocaba destrozar la luna de la tienda que da a la calle Major.
Pasó el coche, aunque tan apurado que arrancó parte de la corteza del árbol. Y se empotró en el escaparate; dañó la parte inferior del marco y abrió el boquete. El vidrio estaba hecho trizas. La alarma, activada. Uno de los dos componentes verticales del arco de seguridad, tumbado. Tres encapuchados, uno de ellos de especial corpulencia, se adentraron en el comercio por el agujero y empezaron a trasegar productos, a saquear estanterías. Sabían a lo que iban: se apoderaron de artículos de alta gama, seguramente cumpliendo un encargo específico. Como otras veces.
Faltaban apenas diez minutos para las dos de la madrugada. Los cacos llenaron el maletero del coche y se largaron a toda velocidad, calle Major abajo, seguro que en busca de la autopista C-58, por la Rambla d’Ègara primero y la Rambleta del Pare Alegre después.
La central de alarmas llamó por teléfono a la responsable de la perfumería para avisarla de la mala nueva. Llegaron dotaciones de los Mossos d’Esquadra.
Zona acordonada
Los agentes acordonaron los aledaños de la tienda en la parte destrozada. Una cinta policial, atada a la farola y al árbol, delimitaba la zona. Dentro del espacio acordonado se podían apreciar horas después los vidrios despedazados y vestigios del coche estrellado contra la luna.
Dicen responsables de la perfumería que ésta ha sido objeto de una docena de robos con fuerza en los últimos quince años. Un rosario de asaltos con pocos precedentes en Terrassa. Quizás tenga que ver la falta de obstáculos físicos en la trayectoria de los potenciales “alunizajes”, máxime teniendo en cuenta que en la acera contraria, como destacan los encargados del negocio, hay una hilera de pivotes de hierro. En la esquina del comercio, no. El 28 de septiembre pasado un grupo de malhechores asaltó el establecimiento con el mismo modus operandi, el del “alunizaje”, pero cometido en una luna orientada a la calle de la Unió.