Nació en Pedro Martínez, un pueblo de Granada, y en 1962, el trágico año de la riada, emigró con su familia a Terrassa. Pilar Quintanilla, de 62 años, trabajó en el textil y en el comercio. Es miembro activa del colectivo Iaioflautes, que reivindica una sociedad más equitativa
¿Cuándo y por qué se implicó en el colectivo Iaioflautes?
Desde el inicio. Hace unos tres años o así. Me involucré porque comparto sus reivindicaciones y su forma de llevarlas a cabo.
¿Qué objetivos tiene este movimiento?
Esencialmente la lucha en favor de la educación, la sanidad, la vivienda, la creación de empleo, las pensiones… Queremos despertar conciencias, que la gente salga de casa y apague el televisor. Hay que luchar para mejorar la calidad de vida, para que nuestros hijos y nietos puedan vivir en un mundo más justo y solidario.
¿Qué les preocupa más?
Pues, sobre todo, nos preocupa que la gente joven no tenga un futuro laboral y tenga que irse al extranjero. Pero también los desahucios y la corrupción. Creo que hacemos un buen trabajo pero, a veces, nos sentimos desencantados porque tal como está la situación debería haber más gente protestado en la calle. Veo a los jóvenes un tanto paralizados.
¿Está vinculada a otras entidades?
Sí, estoy en el Casal de la Dona de Terrassa desde hace un año. Hay que trabajar también en defensa de la mujer.
Con anterioridad había participado en algún movimiento social o partido político?
No. Si te implicas en una causa social, política, cultural, hay que trabajar y, a veces, no dispones del tiempo necesario. Como muchas vidas personales, la mía ha transcurrido entre el cuidado de la familia, la casa y el trabajo. Primero en la empresa textil Genfis como patronista y después en el comercio como dependienta. Cuando me quedé sin trabajo, en el paro (aún sigo en esta situación), es cuando decidí forma parte de Iaioflautes y del Casal de la Dona.
¿Cuáles son sus aficiones?
Leer, el cine, viajar y bailar.
