Diari de Terrassa

Ballart califica a Royes de “barón en defensa de sus intereses”

El agua volvió a copar el jueves toda la atención y tensión del pleno, a pesar de que los expedientes que se acordaron, iniciar la liquidación de la concesión del suministro de agua a Mina y prorrogar el contrato seis meses hasta que el Ayuntamiento pueda asumir el servicio con garantías, ya habían sido aprobados de manera inicial en junio. El salto a la palestra pública de notables instituciones económicas de la ciudad (Cecot, Cambra de Comerç y Cambra de la Propietat) y, especialmente, del exalcalde socialista Manuel Royes a favor de la continuidad de Mina ha levantado ampollas en la actual dirección socialista. Pero, lejos de sucumbir a estas presiones, el alcalde, Jordi Ballart, y los otros tres grupos a favor de la gestión directa del agua (TeC, ERC-MES y la CUP) se han servido de estas manifestaciones para reforzar su posición y arropar al actual grupo municipal socialista.

Cuando el debate sobre el gua llegaba a su fin, el alcalde tomó la palabra para lamentar que "desgraciadamente, la mayoría de partidos tienen sus propios barones". También "hay uno" en el PSC de Terrassa, dijo, que "ha aparecido estos días". Sin nombrar directamente a Royes, el primer edil denunció que bajo el llamamiento al diálogo entre Mina y Ayuntamiento y la defensa de la continuidad de la empresa, el exalcalde "defiende más sus intereses económicos y personales que no el interés público".

Unidad en el PSC
La unidad en el actual PSC a favor de la gestión directa, afirmó, "es plena". "No tengan ninguna duda de que este alcalde defenderá siempre la transparencia y la ética en la gestión y los intereses de los ciudadanos por encima de cualquier otro interés económico o personal", sentenció Ballart para dar por concluido el debate y pasar a las votaciones. Los expedientes de liquidación y prórroga fueron aprobados por PSC, TeC, ERC-MES, CiU y la CUP. El PP se abstuvo y C’s votó a favor de desestimar las alegaciones de Mina – que se opone a la prórroga forzosa y al control que ejercerá el Ayuntamiento- e iniciar la liquidación del contrato, pero se abstuvo en el resto de puntos.

La postura sin ambages de Ballart vino precedida por palabras de aliento de los otros tres grupos que junto al PSC apuestan por que sea el Ayuntamiento el que asuma la gestión del agua en esta nueva etapa que se abre con el fin de la concesión a Mina. Xavier Matilla, de TeC, no dudó en reconocer la "valentía" del alcalde: "Tal y como está el patio tiene valor la decisión del alcalde de querer romper con una tradición del PSC". Una tradición, dijo Matilla, "transparentada por Royes", que consiste en "el favor" del PSC a determinados poderes económicos. Más allá de los piropos, TeC volvió a denunciar la actitud de Mina, que "sigue sin cumplir con sus obligaciones legales de facilitar toda la información requerida por el Ayuntamiento".

"El fantasma de Royes"
Para Carles Caballero, de ERC-MES, la postura inequívoca del actual alcalde, a quien felicitó, constata que "el fantasma del exalcalde Royes, que durante tantos años ha planeado por el pleno, empieza a desvanecerse". El republicano destacó que el éxito del polémico proceso surgido a raíz del fin de la concesión a Mina "es haber asegurado que quien decide es el pleno", independientemente del modelo de gestión que se acaba eligiendo.

Maria Sirvent, de la CUP, lamentó las presiones recibidas y repitió hasta tres veces, para remarcar su "gravedad", que "Mina afirma que el servicio de suministro de agua no es público". Sirvent reprochó a la concesionaria que no facilite la documentación requerida, ya a estas alturas, hasta por el interventor. La edil animó al resto del pleno a "ir a por todas y dar la batalla a favor del interés público".

Entre los partidos que no se han decantado por la municipalización de la gestión hay posturas diferenciadas. El PP continua amparándose en la falta de informes técnicos que detallen las distintas alternativas de gestión del agua para no pronunciarse sobre sus preferencias. Su portavoz, Álex Rodríguez, volvió a asegurar el jueves que tomará una decisión de acuerdo a criterios "objetivos" y no a posiciones ideológicas, una vez concluya el trabajo de la comisión político-técnica sobre los distintos sistemas de gestión.

En C’s, en cambio, no tienen reparos en mostrar sus preferencias por concesionar el servicio a una empresa privada. Su elección, sin embargo, no les impide ser uno de los grupos más críticos con la postura de Mina. "Las alegaciones demuestran el nivel de presión al que Mina quiere someter al Ayuntamiento", denunció Javier González, líder del grupo municipal, para, a continuación proponer una enmienda para limitar esa capacidad de influencia, explicó.

El edil, como se aprobó en el caso de la prórroga a Tmesa, propuso incluir en el dictamen la obligación de Mina de consultar con el pleno cualquier campaña de comunicación que quiera llevar a cabo durante los seis meses que durará la prórroga del servicio. González calificó de "propaganda" las campañas que está haciendo la concesionaria en los últimos meses.

Sin noticias de CiU
Casi todos los partidos -a excepción del PP y CiU, que no se pronunciaron- afirmaron compartir el espíritu de la enmienda, pero pidieron trabajarla con más rigurosidad para asegurar su viabilidad jurídica, en una próxima junta de portavoces, lo que llevó a C’s a retirarla en aras de un mayor consenso.

La intervención más sonada, precisamente por inexistente, fue la del líder de CiU, Miquel Sàmper. El concejal, miembro del equipo de gobierno, fue interpelado directamente en dos ocasiones, por TeC y por ERC-MES, pero ni así decidió romper su silencio. No es la primera vez que los grupos de la oposición piden expresamente a Sàmper que se pronuncie para conocer qué modelo de gestión, público o privado, defiende CiU. Matilla, de TeC, tiró de retranca al subrayar la capacidad del PSC para "hacer desaparecer a CiU de este pleno en un tema tan importante como el agua". Matilla reconoció que es "espectacular" que el PSC esté llevando a cabo el proceso de municipalización del agua acompañado en el gobierno por CiU. "A más de uno le hubiese dado un ataque al corazón si se lo llegan a decir hace cuatro años", ironizó.

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