La concejal de Vivienda, Marisa Santander, no duda en calificar de “drama silencioso vivido en soledad” los desahucios que se han producido en el municipio en los años de crisis. “Lo que ha pasado en un auténtico drama vivido en silencio. Mucha gente se fue sin decir nada y en una situación muy precaria”, insiste. Y añade que cuando el actual equipo de gobierno entró en el Ayuntamiento hace un año, uno de los motivos que le llevó a crear la concejalía de Vivienda fue la “dramática situación” con la que se topó. “Estamos luchando para que esas casas vacías sean de alquiler social, hablando con bancos, Generalitat, Consell Comarcal…”, narra Santander y “hemos atendido a muchas familias afectadas por un proceso de desahucio”, añade. En este punto, agradece a la PAH “el gran trabajo realizado”.
El alcalde, Toni Masana, apunta un dato preocupante: “Hay gente que cobra por dar la patada en la puerta y por ‘pinchar’ la luz y el agua o por ojear casas potencialmente habitables. Muchas familias que llegan de fuera pagan a esas personas. Lo sabemos porque muchas de esas familias vienen luego a los Servicios Sociales y nos lo cuentan. Hay una verdadera mafia en torno a las casas vacías”.