Diari de Terrassa

¿Por qué no enseñar también cine y teatro?

En Terrassa nació, en 1972, Rialles, que prontó se convirtió en un movimiento de promoción y organización de espectáculos infantiles y juveniles, con grupos en toda Catalunya. Entre sus impulsores estuvo Josep Maria Font (desde su fundación y hasta 1983, coordinador de Pedagogia de l’Espectacle, y actual director de la Fundació Torre del Palau). “Creamos Rialles pensando que sería un elemento dinamizador de la lengua y de los valores de país, que en aquellos años aún estaban muy denostrados y perseguidos, como así resultó”, recuerda Font, 44 años después, en las dependencias de la Fundació Torre del Palau.

Pese al éxito de Rialles, y la revolución que significó su existencia en la oferta de espectáculos para niños, en 1975, sus miembros se dieron cuenta de que las propuestas de música y teatro que programaban no tenían las grandes afluencias de público que registraban en las películas, “casi todas en castellano, y de Walt Disne”. Comenzaron entonces a programar cine conjuntamente con la Associació Cavall Fort y Drac Màgic, que en 1977 empezó a producir doblajes al catalán de películas extranjeras (“La ventafocs”, “Un invent diabòlic” y “La flauta dels sis barrufets”serían las primeras). Pero la situación conllevó también una reflexión.

“Ante este poco éxito de la música y el teatro en Rialles, nos dijimos ‘aquí falta pedagogía’. Si en las escuelas se enseña música, ¿por que no cine y teatro, ahora que los medios audiovisuales tienen tanta audiencia?” Así se les ocurrió potenciar lo que soñaban que fuera una asignatura de “pedagogía del espectáculo”, como con la música.

Comprender las tres artes
“¿Qué formación de cara a asimilar y discernir los espectáculos buenos de los que no lo son tanto reciben los niños?”, planteó Font hace cuarenta años, en la asamblea local de Òmnium Cultural de 1976. y la pregunta resuena con más fuerza que nunca en nuestro tiempo de internet y niños con teléfonos móviles. “Todos sabemos que en la escuela se estudia arte, pero solo se entiende por tal la pintura y los diferentes estilos arquitectónicos. ¿Y el cine? ¿Y el teatro¿ ¿Y la música? ¿O es que esto no es arte?”

Tras señalar las dificultades a las que se enfrentaban las escuelas con este ámbito, Font explicó el nuevo servicio que acaban de presentar a sus directores: sesiones de pedagogía musical, teatral y cinematográfica, con la voluntad de “sintetizar la sensibilidad estética del niño con su formación intelectual, para ayudarlo a ser un hombre más completo (…) Queremos que aprendan a escuchar y a disfrutar de la música, el teatro y el cine, pero también a comprender estas tres artes en su contexto histórico y cultural”

En el curso 1976-77 Pedagogia de l’Espectacle nacía y lograba introducir en las escuelas ese sueño de educar espectadores de cine, teatro y música. “Con el concejal Jordi Labòria negociamos que, en todas las escuelas públicas, progresivamente, de curso en curso, iríamos programando espectáculos.” Las primeras sesiones de Pedagogia, en el primer trimestre de ese curso 1976-77, fueron, en octubre las películas “Chikí-Chalá el mago” de Gyorgy Palasthy y “Ivana al ataque” de Josep Pinkava; en noviembre, un concierto del dúo chileno de guitarristas Dávalos-Cherubito, y, en diciembre, la obra teatral “L’es garrifosa llegenda dels fum”, de Núria Massot, representada por el grupo Roba Estesa de Barcelona.

Primero, bajo el sol de rialles
Pedagogia comenzó firmando su oferta conjuntamente con Rialles (bajo su logo con un sol indicaba su nombre), “y a medida que fue adquiriendo entidad, lo separamos. Era otra historia. Rialles programaba sábados y domingos, y Pedagogía en horario escolar. Necesitaba tratamiento diferentes.”

Font fue el impulsor y creador de Pedagogia, y en él recaía todo el trabajo, con la única ayuda de algunos colaboradores a nivel de secretaría interna. “Recuerdo a Jordi Labòria y M. Jesús Comellas, en cuyo gabinete psicológico nos hizo la selección de los monitores que iban a la escuela.” Pero contaba con asesores: el cine club d’Amics de les Arts (Antoni Verdaguer), Drac Màgic, Joventuts Musicals (Joan Casals), Institut del Teatre (Pau Monterde, Josep M. Casanovas). En 1985, Òmnium Cultural creó la Fundació Torre del Palau para dotar de personalidad jurídica a diversas actividades que se desarrollaban en la delegación de Terrassa, y entre ellas estuvo Pedagogia de l’Espectacle.

Dos años antes, Agnès Soteras había substituido a Font como coordinador, y con éste, Ramona Arola y Pepa Font, se forjó un equipo estable, que durante veinticinco años vivió todos los cambios del sector del espectáculo infantil, amplió el ámbito de Pedagogia a otras localidades, incorporó iniciativas como las sesiones teatrales de la Diputació y mantuvo la entidad viva y en constante crecimiento.

“Han cambiado las maneras de trabajar, las ópticas y las demandas de los clientes, lo quese ha de tener en cuenta”, señala Judit Josa, coordinadora desde 2008. Cada vez más, la entidad desarrolla programas más especializados y a medida. “Antes, las programaciones eran genéricas y transversales. Ahora, tienden a ser más específicas”.

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