Si una cosa quedó clara en la "final four" de esta novena edición de la Euro Hockey League, celebrada en el campo municipal Pau Negre de Barcelona, es que el hockey holandés se encuentra un paso por delante del español. Quizás también el alemán. No en vano, estos dos países se han repartido los nueve títulos disputados hasta ahora. Para el Atlètic, formar parte de esa terna de los cuatro mejores equipos del continente era ya un valiosísimo premio en sí mismo. A partir de ahí, conseguir una medalla era más un sueño que una realidad plausible. Partían los de Roger Pallarols como el rival con menos posibilidades en esta "final four" y la tozuda realidad del hockey se encargó de dar la razón a quienes así lo sostenían.
Los de Can Salas jugaron dos buenos partidos, pero no les alcanzó para superar en semifinales a una superpotencia mundial como el Kampong ni para obtener el domingo el premio del bronce ante un Harvestehuder que está algo por debajo pero aún así practica un hockey de muchísimos quilates. A los de Pallarols, un joven equipo formado por jugadores de la cantera, lo único que se les podía exigir era pelear, creer y dejarse la piel en el campo. Pero no bastó. Con el actual formato, esta EHL está carísima. Y así quedó claro en los dos días en que Barcelona fue la capital del hockey continental.
Peleando por un sueño
La realidad se impuso a los sueños de un puñado de jugadores que tras clasificarse en Semana Santa en Amsterdam soñaban con entrar en la historia. Perdieron los dos partidos y finalizaron cuartos. En el corto plazo, las derrotas dolieron. Más ante una grada atestada de aficionados de Can Salas. Pero en el medio y el largo plazo, esta cuarta posición será leída como una proeza, un asomar la cabeza entre los gigantes europeos, una enorme demostración de tozudez y carácter de un equipo que, además de su calidad, lleva incrustado en su ADN la garra, la pelea y una fe inquebrantable e insobornable en sus propias posibilidades.
La fortuna no le fue propicia al Atlètic, que cuando se habían jugado solamente 19 segundos de partido encajó el primer gol, obra del delantero del Harvestehuder Michael Körper, que acabaría siendo elegido mejor jugador del encuentro. Acto seguido, el meta Marc Calzada (que jugó los dos primeros cuartos) desvió un buen remate de George Farrant. Pero igual que el sábado ante el Kampong, los de Pallarols supieron reaccionar con prontitud. A los siete minutos, Marc Sallés convirtió en gol el primero de los cuatro penaltis-córner que consiguió forzar el Atlètic. Jan y Quim Malgosa fallaron un claro contragolpe a tres minutos para cerrar el primer acto y Finn Köhler primero y el propio Körper después fallaron sendas acciones clarísimas para el conjunto que dirige Christoph Bechmann.
El Atlètic entró bien en el segundo cuarto y a los cinco minutos Dani Malgosa falló una oportunidad clarísima para poner por delante al Atlètic en un mano a mano con el meta germano Tobias Walter. Calzada firmó un paradón al filo del descanso, al que se llegó con el partido empatado a uno.
Un stroke decisivo
En el tercer período, el Harvestehuder continuó cusando problemas a la defensa del Atlètic, que por momentos se veía obligada a defender dentro de su línea de 22 propia a causa del acoso de los alemanes. Michael Körper, sin duda el mejor hombre del Harvestehuder, dispuso de dos penaltis consecutivos mediado el tercer período, en el segundo de los cuales los colegiados detectaron unos pies cuando la bola ya se colaba. Señalaron un stroke que el propio Körper se encargó de materializar en el 1-2 en el minuto 38. El Atlètic no se hundió pese a la desventaja en el marcador y continuó creyendo. Albert Beltrán remató a portería poco después y el portero alemán se vio obligado a alargar la pierna para evitar el gol del empate. El Harvestehuder vio tres tarjetas verdes seguidas, pero el Atlètic no fue capaz de aprovechar la superioridad generada por esas exclusiones.
En el último cuarto, al Atlètic le fallaron las fuerzas, en buena medida debido al descomunal esfuerzo realizado el día anterior en la semifinal ante el Kampong. El Harvestehuder se sentía tremendamente cómodo con el marcador a favor y se dedicó a dormir el partido, evitando que los pupilos de Pallarols le generaran excesivo peligro. En uno de esos lances, en el minuto 51, David Goodfield remató desde lejos y Pol García-Cascón, que había sustituido a Marc Calzada en el descanso, no vio la bola. Pidió el Atlètic la ayuda del "video umpire", pero se dio validez al gol. Tres minutos después, un chut de Torrente acabó en autogol de Farrant. Fueron ahora los alemanes quienes acudieron al "video umpire", que esta vez sí anuló lo que hubiera sido el 2-3. A falta de cuatro minutos, Pallarols situó a Marc Pujal de portero-jugador. Lanzó el Atlètic dos penaltis-córner y en el último, ya con el tiempo cumplido, Roc Oliva remató a gol firmando el 2-3 definitivo.
ATLÈTIC 2
HARVESTEHUDER 3
ATLÈTIC. M. Calzada, M. Torrente, J. Carrera, P. Parrilla, O. Malgosa, M. Pujal, S. Morera, N. Sallés, M. Boltó, R. Oliva y D. Malgosa, equipo inicial, J. Malgosa, I. Torras, A. Beltrán, I. Guerrero, O. Bach, Q. Malgosa y P. García-Cascón.
HARVESTEHUDER. T. Walter, F. Mathes, B. Creed, J. Heuer, D. Goodfield, M. Körper, T. Lietz, T. Hauke, G. Farrant, F. Köhler y X. Hasun, equipo inicial, K. Pöhling, P. Pongs, L. Willemsen, A. Pöhling, T. Linsmeier, M. Cordes y T. Lederbach.
Árbitros. Dan Barstow (Inglaterra) y Martin Madden (Escocia). Mostraron tarjetas verdes al jugador del Atlètic Marc Sallés y a los del Harvestehuder Felix Mathes, Michael Körper y Tobias Lietz. Amarilla al jugador del Harvestehuder Felix Mathes.
Goles. 0-1, minuto 1, Michael Körper; 1-1, minuto 8, Marc Sallés, de penalti-córner; 1-2, minuto 38, Michael Körper, de stroke; 1-3, minuto 51, David Goodfield; 2-3, minuto 60, Roc Oliva, de penalti-córner.