El Terrassa FC afronta el tramo final de la temporada con el objetivo primordial de eludir cualquier riesgo de descenso directo o compensado. Y dibujando ya los primeros trazos del proyecto de la próxima campaña. El presidente del club, Jordi Cuesta, se muestra convencido de salvar la categoría en una temporada que no duda en calificar como un fracaso desde la vertiente deportiva.
Le preguntaría en primer lugar cómo está y cómo está el club. Una pregunta simple pero que nace de la inquietud de observar desde hace semanas una especie de silencio institucional que no sé si buscado o no.
No es eso. Lo que sucede es que nos gusta trabajar como las hormigas, poco a poco y sin hacer ruido. Las empresas son un reflejo de su propietario y en este caso es así, no me gusta salir a la luz pública. Pero quiero decirle que tengo la misma ilusión del primer día, aunque con el añadido que supone el gran aprendizaje de estos ocho meses que llevo al frente de la entidad. Seguramente hemos hecho muchas cosas mal y seguiremos haciéndolo, pero el propósito es corregir esos errores. Lo que pretendemos es dotar al club de una estabilidad institucional y económica.
Usted llegó aportando un torrente de ilusión tras unos tiempos complicados. Y ahora parece que el “souflé” haya bajado.
Igual deberíamos aparecer más y transmitir ese mensaje de ilusión del que me habla. Pero a mí me gusta transmitir seriedad y estabilidad. Lo que le puedo decir es que yo estoy igual de ilusionado que el primer día y que este proyecto sigue en pie. Además, ahora tengo un grupo de personas en el consejo de administración que me apoyan y hacen no caiga sobre mí todo el peso del trabajo del club. Esta carga es importante, porque la presión económica es notoria y cuesta cuadrar los presupuestos. No le negaré que he pasado un mal momento debido a la situación deportiva, porque era injusto estar como estábamos después de la inversión que se había hecho. Pero las ilusiones están renovadas. Y yo he aprendido mucho en este tiempo. ¿Por ejemplo? En el fútbol hay que hacer contratos cortos y por objetivos, nunca vincularse a largo plazo. He tenido decepciones con personas que pensaba que estaban más vinculadas al proyecto y he visto que algunos profesionales miran más su interés que el del grupo. La próxima temporada lo haré mejor.
¿No está quemado?
Ni mucho menos. Debo confesarle, eso sí, que tenía una carga familiar porque pasaba muchas horas en el club. Pero lo he compensado trayendo a tres de mis cuatro hijos a jugar al fútbol base. Ellos están motivados e ilusionados y para mí significa un orgullo que mi hijo, con cinco años, me cante el himno del Terrassa. Eso ha sido lo más difícil de todo porque en casa no entendían que tuviese que dedicarle tantas horas al club cuando antes tenía más tiempo libre y les dedicaba más tiempo a ellos.
¿Y la carga económica?
Sobre eso podríamos estar horas hablando. El impacto de hacer frente a toda la deuda y poner en marcha este proyecto sin tener esos recursos nos ha generado un problema importante de tesorería. Estamos intentando reconducir el tema a través de varias vías: las aportaciones de los socios del consejo, potenciando la instalación de publicidad en el estadio, teniendo más niños en el fútbol base, porque estoy convencido de que eso acabará arrancando, o la publicidad que hemos conseguido para la camiseta. Algo está cambiando, pero muy poco a poco. Lo nuestro no ha sido llegar e incorporar a gente que aporte dinero. En cambio, tenemos que ir pagando a todo el mundo y eso sólo lo hemos podido hacer realizando aportaciones propias.
Me explican que el presupuesto de esta temporada ya presenta un desfase importante.
Sin tener en cuenta lo que supuso la compra y el pago de la deuda, esta temporada ya se ha producido un déficit de unos 250.000 euros. Estamos haciendo dos temporadas en una y hemos generado pocos recursos. Estos números son una brutalidad en Tercera División.
¿Ese escenario es soportable durante mucho tiempo?
El problema es grave, no le voy a engañar. El club se sostiene gracias a las aportaciones de sus accionistas, pero lo que buscamos es una sostenibilidad propia, que se generen recursos para no depender de esas aportaciones. Eso se consigue a través de las áreas en las que estamos trabajando pero donde no se producen los ingresos que queremos. Esa es la realidad del Terrassa en estos momentos.
¿Está encontrando complicidades en la ciudad o entiende que Terrassa vive de espaldas al club?
Ahora mismo lo que le podría decir es que la ciudad está de espaldas al club. Cuesta mucho encontrar ayudas, incluso que te reciban cuando quieres vender la marca Terrassa FC. No sé si es por las etapas anteriores o porque el fútbol no acaba de interesar.
¿El tema deportivo le roba horas de sueño?
Hace un mes debo confesarle que sí. Pero ahora mismo no. Y es porque veo un equipo muy homogéneo, unido y de buenas personas. Además, sigo manteniendo que tenemos jugadores de mucha calidad. Por todo eso, ahora mismo no tengo ningún temor. Estoy convencido de que nos vamos a mantener.
En todo caso, la temporada no la calificará de forma positiva, acabe como acabe.
Para mí ha sido un fracaso y lo digo claramente, en ese aspecto he fracasado. Ya he quemado un cartucho. Me quedan tres entendiendo que este proyecto era de cuatro años.
¿Y ha analizado las razones que le han conducido a este fracaso?
Confiamos en una sola persona dándole toda la responsabilidad en el aspecto deportivo. Y nos equivocamos. Pensaba que era la mejor opción, pero ahora no volvería a hacerlo. Hay que estructurar el área deportiva por parcelas y no otorgar todo el poder a una persona. Eso lo vamos a corregir de cara al futuro.
¿Y no se precipitó cuando destituyó a Pirri?
El tiempo lo dirá. Ahora mismo la herida está abierta y eso habrá que valorarlo cuando acabe la temporada.
Pirri continúa en el club ejerciendo como responsable del fútbol base porque tiene tres años más de contrato. ¿Va a seguir?
Esto habrá que hablarlo cuando acabe la temporada. O nos damos la mano y olvidamos lo pasado o cada uno en su casa. Pero hay que encontrar una solución.
Con los números en la mano cualquiera diría que se equivocaron echando al entrenador.
Nos encontramos con las herramientas que nos dejó y con un rechazo claro por parte del equipo a nuestra decisión. La prueba es que se produjeron diez bajas.
¿Y con Duque se equivocaron?
Pienso que fue una decisión acertada. Y a él le dignifica la valentía que tuvo en un momento tan difícil. Lo que sucede es que se encontró un grupo dividido que no le quería y eso lo complicó todo.
¿Me está diciendo que es el vestuario quien lo sentenció?
Yo creo que sí. Le estoy hablando de una percepción. El vestuario quería que siguiese Pirri y los condicionantes eran negativos para Duque. Ahora tenemos un equipo nuevo, muy competitivo, más compensado y con mucha calidad. Este equipo tiene números de “play off”. Toni Rodríguez le ha dado otro aire y es lo que nos hubiese gustado que pasase en el mes de julio. Estoy encantado con el trabajo de nuestro entrenador.
¿Le ofrecerá, por tanto, la renovación?
No quiero meterme en parcelas que no me corresponden, porque eso debe valorarlo el consejo. Pero estoy muy contento con él, como entrenador y como persona.
¿Qué Terrassa veremos la próxima temporada?
Vamos a seguir en la misma línea, pero con un proyecto modificado y renovado. Lo que le quiero transmitir al área deportiva es que para jugar el “play off” hay que aspirar a ganar la Liga. Por tanto, debemos ser aspirantes al título.
Vuelve a poner el listón muy alto, como esta temporada.
Quizás me equivoco como me reprobaron esta temporada. Pero desde mi posición lo que tengo que hacer es transmitir ilusión.
Habla usted de luchar por el título pero a la vez de una realidad económica incómoda. ¿Cómo se conjugan esos escenarios antagónicos?
Queremos una plantilla reforzada con futbolistas de Segunda “B” y reconocidos en Tercera División. Hay que tener una plantilla para adaptarse a todas las circunstancias, a todos los campos en los que vamos a jugar. Sé que eso vale dinero y que a nosotros no nos sobra, pero entiendo que se pueden utilizar mejor los recursos que hemos aportado este año. En todo caso, repito que tenemos un buen equipo y la base no hace falta tocarla. Tampoco le estoy hablando de grandes cambios.
A nivel de estructura deportiva ustedes ya han adelantado que la próxima temporada el Terrassa FC 1906 desaparecerá al fusionarse con el Terrassa FC y que el Bonaire sería filial.
Vamos a presentar en breve el proyecto a la Federació Catalana. Queremos que el filial pueda hacer el papel de filial, con futbolistas jóvenes que también puedan jugar en el primer equipo. Y con el Bonaire intentamos encontrar sinergias de funcionamiento, conservando cada uno su identidad.
El club tiene abiertos algunos frentes a nivel judicial. Uno de ellos por las denuncias presentadas por Aarón Bueno y Miki Martínez a raíz de su despido. ¿Ha habido alguna aproximación?
Estamos pendientes de llegar a un acuerdo o, en caso contrario, ir a juicio. Hay un punto de encuentro que probablemente lo encontraremos. No me gustaría sentarme en el banquillo en mi primer año.
La crisis deportiva de este primer año ha desgastado la figura de su vicepresidente, Ildefons Doblas. ¿Mantiene la confianza en él?
Cualquier crítica hacia un miembro del consejo de administración es como si me la hiciesen a mí. Todas las decisiones se toman por consenso y hay una persona que es quien las tiene que ejecutar. Me sabe mal que se le penalice a él y se focalicen las críticas hacia su persona cuando cualquier decisión es colectiva. Es evidente que debemos cubrir la figura del director deportivo e incluso le diré que tenemos a la persona, aunque debo ser discreto porque está en otro club. Eso liberaría a Ildefons Doblas. Yo tengo toda la confianza en él, aunque está claro que las decisiones deportivas deben provenir de un profesional que conozca bien la categoría.
¿Su figura les ha penalizado en las relaciones con clubs de la ciudad?
Él es una persona que lleva muchos años en el fútbol como presidente del Bonaire y en ese camino dejas amigos y enemigos. Pero esa trayectoria también nos reporta beneficios en muchos aspectos.
Usted ha explicado que las críticas le afectan mucho. ¿Siente que se le ha tratado de forma injusta?
Es verdad que me afectan. Y sin querer tirarme flores a veces no se valora el gran esfuerzo que he hecho. Hay gente que no se acuerda y eso me sabe mal, me duele.
Una de las patas de su proyecto era abrir el club a la ciudad y a sus clubs. Y excepto un par de fotos con un par de clubs poco más se ha hecho.
Quizás no hemos dedicado el tiempo preciso a esa parcela. Ahora lo que queremos hacer es transmitir nuestra voluntad de establecer unos acuerdos a través de la asociación de clubs. Y abrir la puerta a quien se quiera sumar a través de un convenio marco que hemos redactado.
Últimamente se ha metido en algún charco a nivel identitario con la propuesta de modernizar el himno y buscar una nueva mascota.
Son iniciativas para conmemorar el 110 aniversario del club. Pienso que el tema del himno va a quedar bien, dándole un aire más actual. Con la mascota hemos visto que lo que el socio quiere es que se mantenga el demonio y sobre esa base se va a trabajar.