En pleno proceso de supervivencia, el Terrassa FC sacó adelante su compromiso ante el Masnou con las dificultades propias de quien no anda sobrado de argumentos futbolísticos. Ganó el partido, que ya es mucho, e hinchó sus pulmones de aire de cara a este tramo final de campeonato en el que el nivel de exigencia va a ser alto hasta el último día. Su rival, colista y casi sentenciado al descenso a Primera Catalana, le demandó más de lo previsto tanto por las distracciones del equipo egarense como por los golpes de orgullo de un Masnou que hasta el último instante pudo haber conseguido un marcador menos determinante para su futuro en la competición, ahora ya casi sentenciado. Pero en un partido desgobernado, sobre todo en la segunda parte, el Terrassa se manejó mejor para ganarlo en base a su superioridad futbolística.
Aunque el Terrassa afronta en este tramo final del campeonato una miniliga contra rivales directos de la zona baja de la clasificación, durante buena parte del partido pareció estar pensando que un encuentro contra el Masnou no formaba parte de su realidad, dibujada al principio de temporada en escenarios ya olvidados. Y tuvo una actitud contemplativa que le obligó a redoblar sus esfuerzos para sacar adelante un partido trascendente para su futuro inmediato. Ganó el Terrassa casi al final, con un golpe de riñones imprescindible y su preocupación ahora, más que el descenso directo, pasa a ser evitar alguna de las plazas que se vean afectadas por los descensos compensados.
Desconectados
Al equipo le pasó en el primer tiempo como al consejo de administración, contemplativo durante la semana sin patrocinar ninguna medida para promocionar la asistencia de espectadores al estadio. Anduvieron los jugadores fríos, distantes con la exigencia del encuentro, probablemente convencidos de que la diferencia de calidad entre unos y otros sería suficiente para sacar el resultado más pronto que tarde. Y de inicio se encontraron con un marcador adverso, fruto como casi siempre de una acción a balón parado, esta vez un saque de esquina que Nico Pandiani, el hijo del ex jugador del Espanyol y ahora director deportivo del Masnou, cabeceó al fondo del marco de Manu Martín. Ese gol, en el minuto 7, sembró las dudas, pero no alteró demasiado al Terrassa, que siguió desarrollando un fútbol de escasa profundidad y demasiado previsible. Tanto es así que Mendo pudo haber ampliado la diferencia para los visitantes en una contra que no acertó a culminar.
El Terrassa, que acuñó de nuevo el 4-3-3 para jugar en casa con Burgos esta vez en el inicio del trivote en lugar de Adri Gimeno, empató pronto. Lo hizo Ángel de la Torre en el minuto 18 al cabecear un centro de Joan Grasa. Pero transitó por el resto de la primera parte con desgana, sin apenas llegadas al área del Masnou.
Fue en el segundo período cuando el partido entró en una dimensión distinta. El fútbol de unos y de otros se desorganizó en muchos aspectos y el partido fue una ida y vuelta apoyada más en el instinto que en la racionalidad. El Terrassa se partió en muchos momentos, ahora ya consciente de que no podía cometer el error de no ganar este partido. Y sabiendo que para ganar necesitaba romper una racha de quince jornadas sin marcar más de un gol. A los locales parecía sólo interesarles aquello que afectaba a la faceta ofensiva, descuidando de forma temeraria el trabajo defensivo. A cada ocasión de gol del Terrassa contestaba el Masnou con otra.
Ida y vuelta
El primer cuarto de hora de la segunda parte fue primoroso en ese sentido. Por parte local, Joan Grasa pudo haber adelantado al Terrassa en un remate de cabeza a centro de Chele que salió ligeramente alto. Y Ángel también se encontró con un balón en clara ventaja tras una buena acción de Maldonado, pero el remate final resultó deficiente. El Masnou contestó en otro córner que Pandiani casi acierta otra vez a resolver y en una llegada de Pol que Manu Martín resolvió con una intervención sobresaliente.
Toni Rodríguez puso en el campo a Adri Gimeno para marcar un nuevo ritmo de partido. Y después a Óscar y a Carles Güell para introducir más desequilibrio. Al Terrassa le dejaron de señalar un penalti sobre Boniquet y Manu Martín tuvo otra aparición fundamental al desviar un gran remate del ex terrasista Matamala que acabó impactando en el poste. El desplazamiento de Boniquet a la banda izquierda del ataque en el tramo final del partido acabó siendo fundamental. El egarense tuvo una primera aparición en una jugada que Óscar no acertó a culminar por muy poco. Pero en el minuto 79 rompió de nuevo a la defensa del Masnou y puso un balón en el área que permitió a Carles Güell anotar el 2 a 1. El centrocampista del Terrassa tuvo el tercer gol local en sus botas dos minutos más tarde, aunque fue el Masnou quien dispuso de las últimas ocasiones. Primero en una chilena espectacular de Pandiani que Manu Martín rechazó en una gran intervención y después en una acción de David Llobet que también resolvió el portero del Terrassa, en un estado de forma inmejorable.
TERRASSA FC 2
CD MASNOU 1
TERRASSA FC. Manu Martín, Chele, Borges, Jou, Javi González, Burgos, Merchán, Boniquet, Maldonado, Grasa y Ángel. Adri sustituyó a Burgos en el minuto 56; Óscar a Maldonado en el 70; y Güell a Ángel en el 76.
CD MASNOU. Marc Priego, David Márquez, Facundo, Pandiani, Guti. Edu Domingo, Borreda, Mendo, Matamala, Óscar Arnau y Pol. Guillem sustituyó a Óscar Arnau en el minuto 67; David Llobet a Borreda en el 77; y Castillo a Mendo en el 86.
Árbitro. Arnau llopart Carbó. Amonestó a Mendo.
Goles. 0-1, minuto 7, Pandiani; 1-1, minuto 18, Ángel; 2-1, minuto 79, Güell.